Esteban Sánchez es un joven genio de la Química

Viaje. Esteban durante la competencia en Oporto (Portugal)
Viaje. Esteban durante la competencia en Oporto (Portugal)

Con timidez, Esteban Sánchez habla del trabajo que realizó para obtener el tercer lugar en las Olimpiadas Iberoamericanas de Química, que se realizaron en Portugal. Es la primera vez que un ecuatoriano alcanza este logro en esta competencia que se realiza desde 1995.

Para lograrlo, el adolescente de 16 años participó en las Olimpiadas Nacionales y preclasificó a la justa internacional. El estudiante del Cardenal Spellman, ubicado en Cumbayá ganó el pase a las ‘grandes ligas’ de la Química, presentando un proyecto de reciclaje de agua.

Henry Castillo, docente de laboratorio y tutor del proyecto, indica que la contaminación elevada del planeta fue una de las principales motivaciones de la investigación.

Purificación de agua
“Esteban se propuso hacer que las aguas contaminadas (residuales) tengan un tratamiento de tipo biológico, químico y físico, para que nuevamente sean utilizadas”, dice Castillo.

Sánchez, de mediana estatura y cabello negro, es reservado y de respuestas cortas. Sin embargo, cuando habla de Química todo cambia. Con mucha soltura explica que su proyecto utiliza los métodos más simples de separación de mezclas para limpiar el agua, luego se sedimentan los residuos que se puedan con papel filtro y se los deja reposar. “La turbiedad del agua se debe a unas partículas que se llaman coloides, que se quedan pegadas en el líquido, son como la gelatina”.

Las sales son el eje primordial del proyecto. Con sulfato de aluminio, se intentó eliminar residuos de varias muestras, luego se realizó una medición de PH. “Dependiendo de la cantidad de sal que se usa, cambian las propiedades del agua. La conclusión a la que llegué es que se necesita usar poca sal, porque el aluminio disminuye mucho el PH, luego añadimos un hidróxido (óxido de calcio)”.

Aspiración. Esteban es un apasionado de la química y quiere estudiar medicina.
Aspiración. Esteban es un apasionado de la química y quiere estudiar medicina.

El certamen
Cerca de tres meses tomó la investigación e implementación del proyecto con el que Sánchez obtuvo el primer lugar de las Olimpiadas Nacionales de Química, realizadas en abril de este año.

EL DATO
La primera Olimpiada de Química se realizó en 1995 en Argentina.Con esto, Sánchez obtuvo el pase a Portugal donde compitió, desde el 7 al 17 de este mes, con delegaciones de 18 países; dos de ellas europeas (Portugal y España). La universidad de Oporto (Universidade do Porto, en portugués) recibió a los muchachos. El primer día conocieron un jardín botánico y el siguiente iniciaron las pruebas.

El examen práctico duró cinco horas “eran como 40 páginas con ejercicios”, recuerda Sánchez. El 11 de septiembre se realizaron las pruebas teóricas que tenían la misma duración y un número similar de ejercicios.

“Hicimos valoraciones de hidróxido de sodio, de la acidez del vino y de los compuestos volátiles”, indica Sánchez, quien tras su participación fue calificado como “un genio de la química”, por uno de los docentes de la delegación peruana.

Impulso académico
Esteban, quien cursa el tercero de bachillerato, quiere seguir medicina y espera obtener una beca para estudiar en Canadá.

El padre Naún Tapia, director de la Comunidad Salesiana de la Kennedy, opina que el rol del Estado es apoyar a este tipo de talentos, pues suman para el desarrollo de un país.

Castillo coincide con esto. Señalando que para alcanzar esta meta, Esteban pasó por un proceso en el que superó a cerca de 800.000 estudiantes entre nacionales y extranjeros.

Autodidacta
Autoridades, docentes y alumnos fueron al aeropuerto a recibir al medallista químico. Luciana Cerón, compañera de Esteban, dice que no era lejano pensar que su amigo traería la medalla. “Siempre está investigando, sabe mucho de ciencias”. Castillo lo describe como un joven autodidacta y muchas veces guía al grupo en temas relacionados con Química y Biología.

Edwin Jaramillo, otro estudiante, dice que Esteban siempre los sorprende. “Venía el profesor de biología y él ya sabía lo que iba a dar, nosotros nos preguntábamos cómo y respondía que él venía estudiando previamente”.

Tapia concluye que lo hecho por Sánchez hace que los demás vean las ciencias como algo agradable. “Es una motivación para toda la comunidad educativa de que al pensar en grande y con dedicación se consigue el éxito” (AVV).