¿Vuelve el peronismo a la Argentina?

Alejandro A. Tagliavini*

El peronismo, que ha dominado la política local durante 70 años, volvería al poder tras ganar las elecciones presidenciales Alberto Fernández apoyado por Cristina Kirchner. ¿Pero, realmente vuelve… o nunca se fue? “No es que nosotros seamos tan buenos”, decía Perón, “sino que el resto son peores”. Macri terminará su mandato el 10 de diciembre.

¿Cómo perdió las elecciones? Lo votaron peronistas -su candidato a vicepresidente fue un peronista histórico- y a Fernández lo votaron no peronistas. Macri perdió por dejar un país destrozado, con menos libertad individual, jactándose de aumentar el gasto en asistencialismo y con más empleados y empresas estatales. O sea que la vuelta del peronismo “oficial” es solo la continuidad, con otros matices.

Macri, con su engañoso discurso “promercado” enamoró a empresarios, presidentes y burócratas estatales como los del FMI que le prestaron US$ 57.000 millones -48% de todo lo prestado hoy por el organismo- para seguir agrandando el Estado. Lo apoyó la derecha conservadora “liberal”, pero con poco apego real a la libertad, que insiste en la misma cantinela -igual que el FMI- de un “ajuste” impotable: bajar el gasto estatal recortando sueldos, empleados y jubilaciones, lo que sería una bomba porque, dada la actual situación, crecería la desocupación y la marginalidad.

El gobierno de Kirchner subió el gasto del 25 al 48 % del PBI, pero tuvo suerte y dejó un país creciendo al 2,7% anual. Macri lo aumentó en términos relativos logrando una fuerte recesión al punto que el PBI caerá este año -3,1%, subió la presión fiscal, la deuda llevando los intereses al 70%, y la inflación hasta el 57,3% anual -superada solo por Venezuela y Zimbabue- del 27% que había encontrado.

Deja en la pobreza a más del 35% de la población y en el desempleo al 10% -desde el 9,2% que encontró- con un 50% de trabajadores en el mercado informal y de los restantes, formales, el 15% estatales y solo el 35% son del sector privado cuyos impuestos sostienen un Estado que, entre otras cosas, financia asistencialismo para 21,6 millones de personas.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California. @alextagliavini

Alejandro A. Tagliavini*

El peronismo, que ha dominado la política local durante 70 años, volvería al poder tras ganar las elecciones presidenciales Alberto Fernández apoyado por Cristina Kirchner. ¿Pero, realmente vuelve… o nunca se fue? “No es que nosotros seamos tan buenos”, decía Perón, “sino que el resto son peores”. Macri terminará su mandato el 10 de diciembre.

¿Cómo perdió las elecciones? Lo votaron peronistas -su candidato a vicepresidente fue un peronista histórico- y a Fernández lo votaron no peronistas. Macri perdió por dejar un país destrozado, con menos libertad individual, jactándose de aumentar el gasto en asistencialismo y con más empleados y empresas estatales. O sea que la vuelta del peronismo “oficial” es solo la continuidad, con otros matices.

Macri, con su engañoso discurso “promercado” enamoró a empresarios, presidentes y burócratas estatales como los del FMI que le prestaron US$ 57.000 millones -48% de todo lo prestado hoy por el organismo- para seguir agrandando el Estado. Lo apoyó la derecha conservadora “liberal”, pero con poco apego real a la libertad, que insiste en la misma cantinela -igual que el FMI- de un “ajuste” impotable: bajar el gasto estatal recortando sueldos, empleados y jubilaciones, lo que sería una bomba porque, dada la actual situación, crecería la desocupación y la marginalidad.

El gobierno de Kirchner subió el gasto del 25 al 48 % del PBI, pero tuvo suerte y dejó un país creciendo al 2,7% anual. Macri lo aumentó en términos relativos logrando una fuerte recesión al punto que el PBI caerá este año -3,1%, subió la presión fiscal, la deuda llevando los intereses al 70%, y la inflación hasta el 57,3% anual -superada solo por Venezuela y Zimbabue- del 27% que había encontrado.

Deja en la pobreza a más del 35% de la población y en el desempleo al 10% -desde el 9,2% que encontró- con un 50% de trabajadores en el mercado informal y de los restantes, formales, el 15% estatales y solo el 35% son del sector privado cuyos impuestos sostienen un Estado que, entre otras cosas, financia asistencialismo para 21,6 millones de personas.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California. @alextagliavini

Alejandro A. Tagliavini*

El peronismo, que ha dominado la política local durante 70 años, volvería al poder tras ganar las elecciones presidenciales Alberto Fernández apoyado por Cristina Kirchner. ¿Pero, realmente vuelve… o nunca se fue? “No es que nosotros seamos tan buenos”, decía Perón, “sino que el resto son peores”. Macri terminará su mandato el 10 de diciembre.

¿Cómo perdió las elecciones? Lo votaron peronistas -su candidato a vicepresidente fue un peronista histórico- y a Fernández lo votaron no peronistas. Macri perdió por dejar un país destrozado, con menos libertad individual, jactándose de aumentar el gasto en asistencialismo y con más empleados y empresas estatales. O sea que la vuelta del peronismo “oficial” es solo la continuidad, con otros matices.

Macri, con su engañoso discurso “promercado” enamoró a empresarios, presidentes y burócratas estatales como los del FMI que le prestaron US$ 57.000 millones -48% de todo lo prestado hoy por el organismo- para seguir agrandando el Estado. Lo apoyó la derecha conservadora “liberal”, pero con poco apego real a la libertad, que insiste en la misma cantinela -igual que el FMI- de un “ajuste” impotable: bajar el gasto estatal recortando sueldos, empleados y jubilaciones, lo que sería una bomba porque, dada la actual situación, crecería la desocupación y la marginalidad.

El gobierno de Kirchner subió el gasto del 25 al 48 % del PBI, pero tuvo suerte y dejó un país creciendo al 2,7% anual. Macri lo aumentó en términos relativos logrando una fuerte recesión al punto que el PBI caerá este año -3,1%, subió la presión fiscal, la deuda llevando los intereses al 70%, y la inflación hasta el 57,3% anual -superada solo por Venezuela y Zimbabue- del 27% que había encontrado.

Deja en la pobreza a más del 35% de la población y en el desempleo al 10% -desde el 9,2% que encontró- con un 50% de trabajadores en el mercado informal y de los restantes, formales, el 15% estatales y solo el 35% son del sector privado cuyos impuestos sostienen un Estado que, entre otras cosas, financia asistencialismo para 21,6 millones de personas.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California. @alextagliavini

Alejandro A. Tagliavini*

El peronismo, que ha dominado la política local durante 70 años, volvería al poder tras ganar las elecciones presidenciales Alberto Fernández apoyado por Cristina Kirchner. ¿Pero, realmente vuelve… o nunca se fue? “No es que nosotros seamos tan buenos”, decía Perón, “sino que el resto son peores”. Macri terminará su mandato el 10 de diciembre.

¿Cómo perdió las elecciones? Lo votaron peronistas -su candidato a vicepresidente fue un peronista histórico- y a Fernández lo votaron no peronistas. Macri perdió por dejar un país destrozado, con menos libertad individual, jactándose de aumentar el gasto en asistencialismo y con más empleados y empresas estatales. O sea que la vuelta del peronismo “oficial” es solo la continuidad, con otros matices.

Macri, con su engañoso discurso “promercado” enamoró a empresarios, presidentes y burócratas estatales como los del FMI que le prestaron US$ 57.000 millones -48% de todo lo prestado hoy por el organismo- para seguir agrandando el Estado. Lo apoyó la derecha conservadora “liberal”, pero con poco apego real a la libertad, que insiste en la misma cantinela -igual que el FMI- de un “ajuste” impotable: bajar el gasto estatal recortando sueldos, empleados y jubilaciones, lo que sería una bomba porque, dada la actual situación, crecería la desocupación y la marginalidad.

El gobierno de Kirchner subió el gasto del 25 al 48 % del PBI, pero tuvo suerte y dejó un país creciendo al 2,7% anual. Macri lo aumentó en términos relativos logrando una fuerte recesión al punto que el PBI caerá este año -3,1%, subió la presión fiscal, la deuda llevando los intereses al 70%, y la inflación hasta el 57,3% anual -superada solo por Venezuela y Zimbabue- del 27% que había encontrado.

Deja en la pobreza a más del 35% de la población y en el desempleo al 10% -desde el 9,2% que encontró- con un 50% de trabajadores en el mercado informal y de los restantes, formales, el 15% estatales y solo el 35% son del sector privado cuyos impuestos sostienen un Estado que, entre otras cosas, financia asistencialismo para 21,6 millones de personas.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California. @alextagliavini