El ‘Rockmiñahui’ puso a saltar a la Plaza del Teatro

MÚSICA. La jornada de resistencia cultural busca generar una identidad quiteña apegada a sus raíces.
MÚSICA. La jornada de resistencia cultural busca generar una identidad quiteña apegada a sus raíces.
MÚSICA. La jornada de resistencia cultural busca generar una identidad quiteña apegada a sus raíces.
MÚSICA. La jornada de resistencia cultural busca generar una identidad quiteña apegada a sus raíces.
MÚSICA. La jornada de resistencia cultural busca generar una identidad quiteña apegada a sus raíces.
MÚSICA. La jornada de resistencia cultural busca generar una identidad quiteña apegada a sus raíces.
MÚSICA. La jornada de resistencia cultural busca generar una identidad quiteña apegada a sus raíces.
MÚSICA. La jornada de resistencia cultural busca generar una identidad quiteña apegada a sus raíces.

La resistencia se tomó la plaza del teatro. Al ritmo de bandas como Mortal Decisión, Notoken, Profecía, Alma Rasta y Narcosis, cientos de personas se unieron al descontrol que se tomó el Centro Histórico para celebrar a Quito desde un enfoque distinto. “Un tinte más natural, más autóctono; más quiteño”, explica Carlos Cañas, fiel seguidor del evento.

Cañas, de 21 años, estuvo ayer a las 10:00, puntual, en la emblemática plaza del Casco Colonial para disfrutar del espectáculo. El ‘Rockmiñahui’ embanderó las fiestas quiteñas con una crítica reflexiva a la historia de la conquista española y la coyuntura actual, característica que ha definido al festival desde hace 22 años.

Jornada
La lluvia y el granizo esperaron al fin del espectáculo para mojar la ciudad, luego de que los asistentes gozaran de una mañana encendida por la música. La jornada también contó con números de danza y música étnica, danza contemporánea, intervenciones artísticas y poesía.

El ‘Rito Urbano de Resistencia’, como se conoce popularmente al evento, reivindica la resistencia de los defensores aborígenes de Quito durante la conquista española, con un especial tributo a Rumiñahui, a quien debe su nombre.

Según los organizadores, esta es una confrontación pacífica y creativa a las celebraciones por la fundación de Quito. El evento propone una fusión de diferentes artes, para afianzar una identidad propia. (ECV)

La resistencia se tomó la plaza del teatro. Al ritmo de bandas como Mortal Decisión, Notoken, Profecía, Alma Rasta y Narcosis, cientos de personas se unieron al descontrol que se tomó el Centro Histórico para celebrar a Quito desde un enfoque distinto. “Un tinte más natural, más autóctono; más quiteño”, explica Carlos Cañas, fiel seguidor del evento.

Cañas, de 21 años, estuvo ayer a las 10:00, puntual, en la emblemática plaza del Casco Colonial para disfrutar del espectáculo. El ‘Rockmiñahui’ embanderó las fiestas quiteñas con una crítica reflexiva a la historia de la conquista española y la coyuntura actual, característica que ha definido al festival desde hace 22 años.

Jornada
La lluvia y el granizo esperaron al fin del espectáculo para mojar la ciudad, luego de que los asistentes gozaran de una mañana encendida por la música. La jornada también contó con números de danza y música étnica, danza contemporánea, intervenciones artísticas y poesía.

El ‘Rito Urbano de Resistencia’, como se conoce popularmente al evento, reivindica la resistencia de los defensores aborígenes de Quito durante la conquista española, con un especial tributo a Rumiñahui, a quien debe su nombre.

Según los organizadores, esta es una confrontación pacífica y creativa a las celebraciones por la fundación de Quito. El evento propone una fusión de diferentes artes, para afianzar una identidad propia. (ECV)

La resistencia se tomó la plaza del teatro. Al ritmo de bandas como Mortal Decisión, Notoken, Profecía, Alma Rasta y Narcosis, cientos de personas se unieron al descontrol que se tomó el Centro Histórico para celebrar a Quito desde un enfoque distinto. “Un tinte más natural, más autóctono; más quiteño”, explica Carlos Cañas, fiel seguidor del evento.

Cañas, de 21 años, estuvo ayer a las 10:00, puntual, en la emblemática plaza del Casco Colonial para disfrutar del espectáculo. El ‘Rockmiñahui’ embanderó las fiestas quiteñas con una crítica reflexiva a la historia de la conquista española y la coyuntura actual, característica que ha definido al festival desde hace 22 años.

Jornada
La lluvia y el granizo esperaron al fin del espectáculo para mojar la ciudad, luego de que los asistentes gozaran de una mañana encendida por la música. La jornada también contó con números de danza y música étnica, danza contemporánea, intervenciones artísticas y poesía.

El ‘Rito Urbano de Resistencia’, como se conoce popularmente al evento, reivindica la resistencia de los defensores aborígenes de Quito durante la conquista española, con un especial tributo a Rumiñahui, a quien debe su nombre.

Según los organizadores, esta es una confrontación pacífica y creativa a las celebraciones por la fundación de Quito. El evento propone una fusión de diferentes artes, para afianzar una identidad propia. (ECV)

La resistencia se tomó la plaza del teatro. Al ritmo de bandas como Mortal Decisión, Notoken, Profecía, Alma Rasta y Narcosis, cientos de personas se unieron al descontrol que se tomó el Centro Histórico para celebrar a Quito desde un enfoque distinto. “Un tinte más natural, más autóctono; más quiteño”, explica Carlos Cañas, fiel seguidor del evento.

Cañas, de 21 años, estuvo ayer a las 10:00, puntual, en la emblemática plaza del Casco Colonial para disfrutar del espectáculo. El ‘Rockmiñahui’ embanderó las fiestas quiteñas con una crítica reflexiva a la historia de la conquista española y la coyuntura actual, característica que ha definido al festival desde hace 22 años.

Jornada
La lluvia y el granizo esperaron al fin del espectáculo para mojar la ciudad, luego de que los asistentes gozaran de una mañana encendida por la música. La jornada también contó con números de danza y música étnica, danza contemporánea, intervenciones artísticas y poesía.

El ‘Rito Urbano de Resistencia’, como se conoce popularmente al evento, reivindica la resistencia de los defensores aborígenes de Quito durante la conquista española, con un especial tributo a Rumiñahui, a quien debe su nombre.

Según los organizadores, esta es una confrontación pacífica y creativa a las celebraciones por la fundación de Quito. El evento propone una fusión de diferentes artes, para afianzar una identidad propia. (ECV)