Los niños observaron la última carrera de este año

SORPRESA. En la carrera de ayer, pocos competidores llegaron a la meta, pues perdieron pista.
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SORPRESA. En la carrera de ayer, pocos competidores llegaron a la meta, pues perdieron pista.

La quinta válida de los coches de madera se realizó en San Luis de Chillogallo, en el sur de Quito. Como en todas las carreras de este año los niños estuvieron presentes y aunque esta vez tampoco compitieron, fueron al sitio de partida y pilotearon por unos pocos minutos los bólidos.

Nadie pudo impedir que ellos se contagiaran de la emoción que expresaban sus padres por competir. Inocentemente, Willy Barbosa de siete años, junto a otros menores, abordaron los pequeños coches de madera y se dieron vueltas en un perímetro corto. “Me gusta mucho”, contó.

Si de ellos dependía se hubieran quedado sentados en los carros, pero una de las coordinadoras del evento les pidió que los entregaran. Ella temía ser llamada la atención por los organizadores.

La reacción de los niños fue levantarse y dejar los coches en el mismo sitio con las ruedas hacia arriba, en una muestra de inconformidad y se marcharon.

Crítica

Los padres que estuvieron en el sitio presenciando lo que hacían sus hijos reaccionaron, como Jorge Luis Oñato, quien recordó a las autoridades que empezó desde muy pequeño a pilotear los coches y pidió entender la curiosidad de los menores.

Víctor Hugo Quishpe, promotor del evento, comentó que durante los 16 años de competencia en el sur no ha conocido de una comisión de seguridad que ha realizado seguimiento de las carreras y que recomendaba la no participación de los niños.

El Dato
A los ganadores se les premió económicamente: $500 al primer lugar, $300 al segundo lugar y $200 al tercer lugar. Recordó que en la avenida Manuela Cañizares, que tiene una pendiente pronunciada y unos 400 metros de recorrido, jamás les han permitido competir a los niños por un tema de seguridad, pero opina que en avenidas como La Michelena sí se podría permitir.

Quishpe recordó que hasta el año anterior hubo competencias desde los 8 años y que tiene la confianza de que para el próximo año se revise la decisión que se ha tomado. “Un adulto viene compite y se va. Un niño se motiva y cada año se prepara y así ayuda a mantener la tradición”, dijo.

Emoción

La carrera esta vez tuvo de protagonistas a hombres y mujeres que en su desesperación por llegar primeros y ganar la competencia perdieron el control de los carros y se volcaron, provocándose heridas leves.

Cientos de personas se ubicaron a lo largo de la avenida para presenciar la tradicional carrera de coches de madera; los gritos de asombro fueron debido a que pocos cruzaron la meta, la mayoría perdió pista y cayó.

Los hermanos Jorge y Alexis Caiza no ganaron la carrera, pero la terminaron sin dar volteretas en el asfalto. Ellos compiten desde niños y están convencidos de que muchos de los participantes no tienen experiencia, sino que les motiva la ayuda económica que se entregó. (PSD)

La quinta válida de los coches de madera se realizó en San Luis de Chillogallo, en el sur de Quito. Como en todas las carreras de este año los niños estuvieron presentes y aunque esta vez tampoco compitieron, fueron al sitio de partida y pilotearon por unos pocos minutos los bólidos.

Nadie pudo impedir que ellos se contagiaran de la emoción que expresaban sus padres por competir. Inocentemente, Willy Barbosa de siete años, junto a otros menores, abordaron los pequeños coches de madera y se dieron vueltas en un perímetro corto. “Me gusta mucho”, contó.

Si de ellos dependía se hubieran quedado sentados en los carros, pero una de las coordinadoras del evento les pidió que los entregaran. Ella temía ser llamada la atención por los organizadores.

La reacción de los niños fue levantarse y dejar los coches en el mismo sitio con las ruedas hacia arriba, en una muestra de inconformidad y se marcharon.

Crítica

Los padres que estuvieron en el sitio presenciando lo que hacían sus hijos reaccionaron, como Jorge Luis Oñato, quien recordó a las autoridades que empezó desde muy pequeño a pilotear los coches y pidió entender la curiosidad de los menores.

Víctor Hugo Quishpe, promotor del evento, comentó que durante los 16 años de competencia en el sur no ha conocido de una comisión de seguridad que ha realizado seguimiento de las carreras y que recomendaba la no participación de los niños.

El Dato
A los ganadores se les premió económicamente: $500 al primer lugar, $300 al segundo lugar y $200 al tercer lugar. Recordó que en la avenida Manuela Cañizares, que tiene una pendiente pronunciada y unos 400 metros de recorrido, jamás les han permitido competir a los niños por un tema de seguridad, pero opina que en avenidas como La Michelena sí se podría permitir.

Quishpe recordó que hasta el año anterior hubo competencias desde los 8 años y que tiene la confianza de que para el próximo año se revise la decisión que se ha tomado. “Un adulto viene compite y se va. Un niño se motiva y cada año se prepara y así ayuda a mantener la tradición”, dijo.

Emoción

La carrera esta vez tuvo de protagonistas a hombres y mujeres que en su desesperación por llegar primeros y ganar la competencia perdieron el control de los carros y se volcaron, provocándose heridas leves.

Cientos de personas se ubicaron a lo largo de la avenida para presenciar la tradicional carrera de coches de madera; los gritos de asombro fueron debido a que pocos cruzaron la meta, la mayoría perdió pista y cayó.

Los hermanos Jorge y Alexis Caiza no ganaron la carrera, pero la terminaron sin dar volteretas en el asfalto. Ellos compiten desde niños y están convencidos de que muchos de los participantes no tienen experiencia, sino que les motiva la ayuda económica que se entregó. (PSD)

La quinta válida de los coches de madera se realizó en San Luis de Chillogallo, en el sur de Quito. Como en todas las carreras de este año los niños estuvieron presentes y aunque esta vez tampoco compitieron, fueron al sitio de partida y pilotearon por unos pocos minutos los bólidos.

Nadie pudo impedir que ellos se contagiaran de la emoción que expresaban sus padres por competir. Inocentemente, Willy Barbosa de siete años, junto a otros menores, abordaron los pequeños coches de madera y se dieron vueltas en un perímetro corto. “Me gusta mucho”, contó.

Si de ellos dependía se hubieran quedado sentados en los carros, pero una de las coordinadoras del evento les pidió que los entregaran. Ella temía ser llamada la atención por los organizadores.

La reacción de los niños fue levantarse y dejar los coches en el mismo sitio con las ruedas hacia arriba, en una muestra de inconformidad y se marcharon.

Crítica

Los padres que estuvieron en el sitio presenciando lo que hacían sus hijos reaccionaron, como Jorge Luis Oñato, quien recordó a las autoridades que empezó desde muy pequeño a pilotear los coches y pidió entender la curiosidad de los menores.

Víctor Hugo Quishpe, promotor del evento, comentó que durante los 16 años de competencia en el sur no ha conocido de una comisión de seguridad que ha realizado seguimiento de las carreras y que recomendaba la no participación de los niños.

El Dato
A los ganadores se les premió económicamente: $500 al primer lugar, $300 al segundo lugar y $200 al tercer lugar. Recordó que en la avenida Manuela Cañizares, que tiene una pendiente pronunciada y unos 400 metros de recorrido, jamás les han permitido competir a los niños por un tema de seguridad, pero opina que en avenidas como La Michelena sí se podría permitir.

Quishpe recordó que hasta el año anterior hubo competencias desde los 8 años y que tiene la confianza de que para el próximo año se revise la decisión que se ha tomado. “Un adulto viene compite y se va. Un niño se motiva y cada año se prepara y así ayuda a mantener la tradición”, dijo.

Emoción

La carrera esta vez tuvo de protagonistas a hombres y mujeres que en su desesperación por llegar primeros y ganar la competencia perdieron el control de los carros y se volcaron, provocándose heridas leves.

Cientos de personas se ubicaron a lo largo de la avenida para presenciar la tradicional carrera de coches de madera; los gritos de asombro fueron debido a que pocos cruzaron la meta, la mayoría perdió pista y cayó.

Los hermanos Jorge y Alexis Caiza no ganaron la carrera, pero la terminaron sin dar volteretas en el asfalto. Ellos compiten desde niños y están convencidos de que muchos de los participantes no tienen experiencia, sino que les motiva la ayuda económica que se entregó. (PSD)

La quinta válida de los coches de madera se realizó en San Luis de Chillogallo, en el sur de Quito. Como en todas las carreras de este año los niños estuvieron presentes y aunque esta vez tampoco compitieron, fueron al sitio de partida y pilotearon por unos pocos minutos los bólidos.

Nadie pudo impedir que ellos se contagiaran de la emoción que expresaban sus padres por competir. Inocentemente, Willy Barbosa de siete años, junto a otros menores, abordaron los pequeños coches de madera y se dieron vueltas en un perímetro corto. “Me gusta mucho”, contó.

Si de ellos dependía se hubieran quedado sentados en los carros, pero una de las coordinadoras del evento les pidió que los entregaran. Ella temía ser llamada la atención por los organizadores.

La reacción de los niños fue levantarse y dejar los coches en el mismo sitio con las ruedas hacia arriba, en una muestra de inconformidad y se marcharon.

Crítica

Los padres que estuvieron en el sitio presenciando lo que hacían sus hijos reaccionaron, como Jorge Luis Oñato, quien recordó a las autoridades que empezó desde muy pequeño a pilotear los coches y pidió entender la curiosidad de los menores.

Víctor Hugo Quishpe, promotor del evento, comentó que durante los 16 años de competencia en el sur no ha conocido de una comisión de seguridad que ha realizado seguimiento de las carreras y que recomendaba la no participación de los niños.

El Dato
A los ganadores se les premió económicamente: $500 al primer lugar, $300 al segundo lugar y $200 al tercer lugar. Recordó que en la avenida Manuela Cañizares, que tiene una pendiente pronunciada y unos 400 metros de recorrido, jamás les han permitido competir a los niños por un tema de seguridad, pero opina que en avenidas como La Michelena sí se podría permitir.

Quishpe recordó que hasta el año anterior hubo competencias desde los 8 años y que tiene la confianza de que para el próximo año se revise la decisión que se ha tomado. “Un adulto viene compite y se va. Un niño se motiva y cada año se prepara y así ayuda a mantener la tradición”, dijo.

Emoción

La carrera esta vez tuvo de protagonistas a hombres y mujeres que en su desesperación por llegar primeros y ganar la competencia perdieron el control de los carros y se volcaron, provocándose heridas leves.

Cientos de personas se ubicaron a lo largo de la avenida para presenciar la tradicional carrera de coches de madera; los gritos de asombro fueron debido a que pocos cruzaron la meta, la mayoría perdió pista y cayó.

Los hermanos Jorge y Alexis Caiza no ganaron la carrera, pero la terminaron sin dar volteretas en el asfalto. Ellos compiten desde niños y están convencidos de que muchos de los participantes no tienen experiencia, sino que les motiva la ayuda económica que se entregó. (PSD)