Déficit de paradas afecta servicio que ofrecen buses

Cultura. Del respeto a esta infraestructura depende en el funcionamiento ordenando del transporte público.
Cultura. Del respeto a esta infraestructura depende en el funcionamiento ordenando del transporte público.
Cultura. Del respeto a esta infraestructura depende en el funcionamiento ordenando del transporte público.
Cultura. Del respeto a esta infraestructura depende en el funcionamiento ordenando del transporte público.
Cultura. Del respeto a esta infraestructura depende en el funcionamiento ordenando del transporte público.
Cultura. Del respeto a esta infraestructura depende en el funcionamiento ordenando del transporte público.
Cultura. Del respeto a esta infraestructura depende en el funcionamiento ordenando del transporte público.
Cultura. Del respeto a esta infraestructura depende en el funcionamiento ordenando del transporte público.

Abordar y descender del transporte público de forma ordenada y con respeto es la tendencia en 700 paradas que hay en la ciudad. Esta realidad, sin embargo, contrasta con el hábito de subir “al vuelo” en otras zonas donde falta infraestructura y señalética de apoyo para el transporte público.

Para el presidente de la Cámara de Transporte Provincial de Pichincha, José Santamaría, el respeto a las paradas depende de una actitud cívica por parte de transportistas y usuarios sino también de que estas infraestructuras se encuentren en buen estado y de que se las instale en todas rutas, especialmente en barrios periféricos. El dirigente expresó esta queja al recordar que en Quito hay un déficit de 2.000 paradas en las diferentes rutas. “Esa es una obligación del del Municipio, para que los transportistas puedan servir al pasajero”.

La Comisión de Movilidad prevé convocar a autoridades para que expliquen en qué medida avanzan los planes de mejoramiento de la infraestructura vial a cargo de la administración.

En las vías
“La mayoría de pasajeros sí respeta las paradas y cada vez son menos los casos de gente que intenta subir en plena vía. En eso hay más respeto. Este cambio cultural depende de conductores y pasajeros”, comentó Carlos Loza, chofer de una unidad de la línea Quintana-La Marín luego de recoger a siete pasajeros que esperaban en la parada de la Isla Isabela, en la Jipijapa.

Apenas pocos metros al sur de esta parada, en la intersección con la avenida De los Shyris otras dos personas intentaron abordar el bus en plena esquina, pero Loza no se detuvo. “Hay compañeros que sí se detienen”, refirió al advertir que ese es uno de los puntos que se cuestiona al calificar la calidad del servicio.

“No deberían parar. Para eso se hicieron las paradas, para que haya un mínimo de orden, sino cada quien hace lo que le da la gana”, opinó Guadalupe Sánchez, o agente de ventas. (JCER)

Abordar y descender del transporte público de forma ordenada y con respeto es la tendencia en 700 paradas que hay en la ciudad. Esta realidad, sin embargo, contrasta con el hábito de subir “al vuelo” en otras zonas donde falta infraestructura y señalética de apoyo para el transporte público.

Para el presidente de la Cámara de Transporte Provincial de Pichincha, José Santamaría, el respeto a las paradas depende de una actitud cívica por parte de transportistas y usuarios sino también de que estas infraestructuras se encuentren en buen estado y de que se las instale en todas rutas, especialmente en barrios periféricos. El dirigente expresó esta queja al recordar que en Quito hay un déficit de 2.000 paradas en las diferentes rutas. “Esa es una obligación del del Municipio, para que los transportistas puedan servir al pasajero”.

La Comisión de Movilidad prevé convocar a autoridades para que expliquen en qué medida avanzan los planes de mejoramiento de la infraestructura vial a cargo de la administración.

En las vías
“La mayoría de pasajeros sí respeta las paradas y cada vez son menos los casos de gente que intenta subir en plena vía. En eso hay más respeto. Este cambio cultural depende de conductores y pasajeros”, comentó Carlos Loza, chofer de una unidad de la línea Quintana-La Marín luego de recoger a siete pasajeros que esperaban en la parada de la Isla Isabela, en la Jipijapa.

Apenas pocos metros al sur de esta parada, en la intersección con la avenida De los Shyris otras dos personas intentaron abordar el bus en plena esquina, pero Loza no se detuvo. “Hay compañeros que sí se detienen”, refirió al advertir que ese es uno de los puntos que se cuestiona al calificar la calidad del servicio.

“No deberían parar. Para eso se hicieron las paradas, para que haya un mínimo de orden, sino cada quien hace lo que le da la gana”, opinó Guadalupe Sánchez, o agente de ventas. (JCER)

Abordar y descender del transporte público de forma ordenada y con respeto es la tendencia en 700 paradas que hay en la ciudad. Esta realidad, sin embargo, contrasta con el hábito de subir “al vuelo” en otras zonas donde falta infraestructura y señalética de apoyo para el transporte público.

Para el presidente de la Cámara de Transporte Provincial de Pichincha, José Santamaría, el respeto a las paradas depende de una actitud cívica por parte de transportistas y usuarios sino también de que estas infraestructuras se encuentren en buen estado y de que se las instale en todas rutas, especialmente en barrios periféricos. El dirigente expresó esta queja al recordar que en Quito hay un déficit de 2.000 paradas en las diferentes rutas. “Esa es una obligación del del Municipio, para que los transportistas puedan servir al pasajero”.

La Comisión de Movilidad prevé convocar a autoridades para que expliquen en qué medida avanzan los planes de mejoramiento de la infraestructura vial a cargo de la administración.

En las vías
“La mayoría de pasajeros sí respeta las paradas y cada vez son menos los casos de gente que intenta subir en plena vía. En eso hay más respeto. Este cambio cultural depende de conductores y pasajeros”, comentó Carlos Loza, chofer de una unidad de la línea Quintana-La Marín luego de recoger a siete pasajeros que esperaban en la parada de la Isla Isabela, en la Jipijapa.

Apenas pocos metros al sur de esta parada, en la intersección con la avenida De los Shyris otras dos personas intentaron abordar el bus en plena esquina, pero Loza no se detuvo. “Hay compañeros que sí se detienen”, refirió al advertir que ese es uno de los puntos que se cuestiona al calificar la calidad del servicio.

“No deberían parar. Para eso se hicieron las paradas, para que haya un mínimo de orden, sino cada quien hace lo que le da la gana”, opinó Guadalupe Sánchez, o agente de ventas. (JCER)

Abordar y descender del transporte público de forma ordenada y con respeto es la tendencia en 700 paradas que hay en la ciudad. Esta realidad, sin embargo, contrasta con el hábito de subir “al vuelo” en otras zonas donde falta infraestructura y señalética de apoyo para el transporte público.

Para el presidente de la Cámara de Transporte Provincial de Pichincha, José Santamaría, el respeto a las paradas depende de una actitud cívica por parte de transportistas y usuarios sino también de que estas infraestructuras se encuentren en buen estado y de que se las instale en todas rutas, especialmente en barrios periféricos. El dirigente expresó esta queja al recordar que en Quito hay un déficit de 2.000 paradas en las diferentes rutas. “Esa es una obligación del del Municipio, para que los transportistas puedan servir al pasajero”.

La Comisión de Movilidad prevé convocar a autoridades para que expliquen en qué medida avanzan los planes de mejoramiento de la infraestructura vial a cargo de la administración.

En las vías
“La mayoría de pasajeros sí respeta las paradas y cada vez son menos los casos de gente que intenta subir en plena vía. En eso hay más respeto. Este cambio cultural depende de conductores y pasajeros”, comentó Carlos Loza, chofer de una unidad de la línea Quintana-La Marín luego de recoger a siete pasajeros que esperaban en la parada de la Isla Isabela, en la Jipijapa.

Apenas pocos metros al sur de esta parada, en la intersección con la avenida De los Shyris otras dos personas intentaron abordar el bus en plena esquina, pero Loza no se detuvo. “Hay compañeros que sí se detienen”, refirió al advertir que ese es uno de los puntos que se cuestiona al calificar la calidad del servicio.

“No deberían parar. Para eso se hicieron las paradas, para que haya un mínimo de orden, sino cada quien hace lo que le da la gana”, opinó Guadalupe Sánchez, o agente de ventas. (JCER)