Jonatan dejó de ser hijo de la calle

EMPLEO. Su trabajo es abordar a la gente en calle y explicarles los proyectos que lleva a cabo el Patronato.
EMPLEO. Su trabajo es abordar a la gente en calle y explicarles los proyectos que lleva a cabo el Patronato.

Dejó la vida en las calles para luego trabajar con sus ‘compañeros de vida’. Aquí su historia.

De habitante de calle a promotor comunitario, así cambió la vida de Jonatan Alvarado, un joven de 21 años, quien durante su niñez conoció la soledad viviendo en las calles de Quito. “Desde los siete años vendía caramelos, betuneaba, hacía malabares, incluso robaba para llevarme un pan a la boca o poder cubrirme”, comenta.

Esta es la realidad de quienes no tienen un techo.

Según datos del Patronato San José, en 2012 se realizó un censo que arrojó un total de 2.781 personas que atraviesan esta experiencia. “Actualmente consideramos un aproximado de 5.200”, menciona Daniela Peralta, jefa de Otras Temáticas de la entidad”.

Cambio

A sus 10 años, mientras Jonatan dormía en el antiguo terminal terrestre Cumandá, gente del Patronato le ofreció ayuda y, en principio, cuenta, se mostró renuente. “Te vuelves desconfiado, ves las cosas de otra forma. Como era muy ‘pelado’, siempre hay malas intenciones”, afirma.

Sin embargo, aceptó la ayuda y abrió la puerta a un mundo diferente.

“Llegué a un Guagua Quinde, luego me trasladaron al Hogar de Vida 1 y, finalmente, fui a la Casa de la Niñez 2. Pude convivir con otros niños. Aprendí modales y respeto, mi vida cambió”.

Pese a que todo iba mejorando, también hubo tristezas, pues los fines de semana, durante tres años, nunca recibió visitas. “Me costó asimilar mi realidad y soledad”.

El Proyecto Habitantes de la Calle tiene el objetivo de restaurar los derechos de personas en situación de vulnerabilidad, ya sean niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores.

Por un momento, la voz de Jonatan parece quebrarse: “Yo visitaba a una persona que vivía en el Machángara y logré que vaya a la ‘Casa del Hermano’, y de ahí pasó al ‘Hogar de Vida 2’, donde le dieron terapias. Sé que viajó a Santo Domingo y volvió con su familia”.

En Quito, las zonas con mayor afluencia de personas con experiencia de vida en calle son el Centro Histórico, La Mariscal, Eloy Alfaro, Eugenio Espejo, La Delicia y Quitumbe.

Oportunidad escolar

En casos de trabajo infantil, explica Peralta, el 100% de los chicos son vinculados al sistema educativo y el 90% de ellos accede a servicios en general, y ya no están en calle. Pero el trabajo incluye a su núcleo familiar, pues la idea es mejorar su calidad de vida, bajo el principio de dignidad.

Jonatan salió adelante, se independizó y se graduó en el Colegio Municipal 9 de Octubre, siendo escolta del Pabellón Nacional.

Su anhelo es convertirse en abogado. Obtuvo una beca en la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE). “Cuando estás en calle, sabes que muchas personas necesitan una ‘mano’. Eso es lo que haré con mi profesión, ayudar, tal como la vida me respaldó a mí”. (MLY)

«¿Qué voy a hacer en la calle?, ¿quién va a estar para mí?, fueron dos preguntas que se convirtieron en el detonante de mi vida”

Jonatan Alvarado
Promotor comunitario de la Unidad Patronato San José

EL DATO

En 2019, se atendieron a 3.210 personas con experiencia de vida en calle.