Abusos

Se extienden por el mundo los abusos económicos y políticos derivados de la pandemia. Países con derechas neoliberales en el poder, han radicalizado sus ambiciones entre gobernantes que tienden al autoritarismo para restringir derechos con el pretexto de detener el coronavirus, disminuir el número de muertos y contagiados, pero a un precio muy alto para los pueblos que, indefensos, callan, se resignan y aceptan “la nueva normalidad” con hambre, desnutrición de los niños, o consienten, mansamente, el fin de derechos: al trabajo, educación, movilidad, inviolabilidad del domicilio, correspondencia, información. Es un retroceso en el derecho a la vida digna, mucho más en países “subdesarrollados” en los que los intereses empresariales se imponen en ese tipo de gobiernos.

En el Ecuador se ha retrocedido a épocas pretéritas con la flexibilidad laboral que precariza el trabajo. Los abusos empresariales son enormes al dejar sin empleo a cerca de 200 mil personas y el número seguirá creciendo y más aún, al rebajar la jornada laboral a seis horas y disminuir el sueldo de los trabajadores. ¿Acaso los trabajadores o empleados no tienen hijos a quienes alimentar, educar, vestir, arriendos o hipotecas que pagar? Pero nada importa con tal de satisfacer a los poderosos empresarios sin conciencia humanitaria, pero con muchas brillantes ideas para acumular fortunas gracias al sistema de explotación, ahora radicalizado.

El equipo económico del gobierno está conformado por personas que sirven al empresariado o que son de las derechas neoliberales. Los asesores son extremistas. Un economista De la Torre dice que se debe reducir el salario mínimo a los niveles de Colombia o Perú. Los empresarios han ido más allá, con drásticas rebajas de sueldos, o con indemnizaciones mínimas e ilegales.