Fauna urbana en Quito sigue sin solución

Población. Un censo realizado en 2018 determinó que en Quito hay un perro abandonado por cada 22 habitantes.
Población. Un censo realizado en 2018 determinó que en Quito hay un perro abandonado por cada 22 habitantes.

La sobrepoblación de animales callejeros ha afectado a los albergues que los acogen. Hay una ordenanza en reforma.

No hay espacio que no haya sido afectado por la pandemia del Covid-19. En Quito, los albergues dedicados a rescatar animales se han complicado debido al aumento de abandonos, falta de donaciones de alimentos y escasos recursos económicos para pagar cuentas veterinarias.

Uno de los casos más sonados es el de la fundación Lucky que annció su cierre, así como la preocupación sobre el futuro de los más de 500 perros y gatos que vivían ahí.

Competencia municipal

Jaime Grijalva, docente de la escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad San Francisco de Quito, dice la competencia del control y el manejo de la fauna urbana recaen sobre el Municipio

“Los refugios han sido una ayuda gratuita para el Municipio, están cumpliendo con la función que éste debería cumplir”, menciona Grijalva.

El experto destaca que la falta de implementación de la política pública no permite reducir la sobrepoblación de fauna urbana que tiene la ciudad: Quito tiene un perro abandonado por cada 22 habitantes, según un censo realizado por la Universidad San Francisco de Quito, difundido en 2018.

“Tenemos una ordenanza desde 2011 que no se implementa y los refugios lo que han hecho es suplir esa falta de implementación”, señala Grijalva, al referirse a la Ordenanza 048 que regula la tenencia, protección y control de la fauna urbana en el Distrito.

A mediados de 2019, se propuso sustituir la norma, aunque Grijalva manifestaba que lo que hacía falta era reformar ciertos puntos y no cambiarlo todo. Actualmente la ordenanza sigue en proceso de reforma, mientras que el número de perros y gatos vagabundos crece.

La ayuda a los refugios no debe ser “incondicional” -dice el experto-, sino que debe consistir en regular y capacitar estos espacios.

Los albergues no son la respuesta

Quito no cuenta con un albergue municipal. Para Grijalva esa no es la solución, ya que sino se evita la sobrepoblación están destinados a colapsar como pasó con Lucky y otras fundaciones.

“Los que no son adoptados serán eutanasiados y donde no se hace ese procedimiento empiezan tener problemas de salud mental por el estrés de estar encerrados”, dice Grijalva sobre cómo se manejan los refugios municipales en otros países.

Reducir los casos

La respuesta no es tener refugios grandes, sino trabajar con base en tres pasos: atrapar, esterilizar y retornar, puesto que la mayoría de animales de la calle tienen dueños a quienes no se les aplica las sanciones, ya que la ordenanza exige que cada mascota tenga un collar de identificación.

Hasta con $4.000 sanciona la Ordenanza 0048 a los actos en contra de los animales.Los refugios deben servir para recibir a perros cuyos dueños, por cualquier razón, ya no pueden tenerlos o en caso de que hayan sido maltratados y deban ser rescatados.

Durante la pandemia

Cuando se confirmó la emergencia sanitaria, en marzo, la Alcaldía convocó a la Academia para confrontar la pandemia en el tema de animales, según Grijalva.

“Brindamos ideas desde todas las facultades de veterinaria sobre el Covid-19 y los miedos, desmitificando cosas, incluso hubo un plan de contingencia, duró un mes y se quedó en silencio.

De ahí cada Urbanimal se encarga de identificar ‘focos’ de problema y AMC de multar.cosa va por su lado”, agrega el médico veterinario experto en Medicina de Refugios.

La pandemia, agrega, Carla Mejía, activista animalista, ha dilatado la falta de control de animales que Quito no ha podido solventar desde hace décadas. “La única forma es esterilizando. De qué me sirve rescatar un animal cuando van a nacer 100.000 más”.

Mejía señala que varias organizaciones animalistas se están canalizando para tomar acciones rápidas junto a entidades privadas, para esterilizar en las áreas más complejas que, por lo general son zonas rurales.

“Ahora se ve más animales, más maltrato. Cuando ya se agrava la situación de la fauna es el espejo de cómo estamos como sociedad. Hay casos terribles de maltrato”, añade Mejía. (AVV)

No va a haber nunca un refugio -ni privado ni público- que sea lo suficientemente grande para contener a todos los perros”. Jaime Grijalva, docente de la escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad San Francisco de Quito.