China lleva al Tíbet su política de reeducación y trabajo forzado

PRESENCIA. El régimen chino tiene cada vez más presencia e influencia en el Tíbet.
PRESENCIA. El régimen chino tiene cada vez más presencia e influencia en el Tíbet.

500.000 personas pasaron por estos campos desde enero; miles fueron enviados a otras zonas a empleos mal remunerados, en construcción y textileras.

Las autoridades chinas replican en el Tíbet un programa de trabajo masivo ya aplicado en Xinjiang, que extrae a los campesinos de sus tierras ancestrales y los ‘reeduca’ para que trabajen en fábricas, construcción e industria.

Así lo revela una investigación que asegura que China ha establecido cuotas para trasladar a cientos de miles de trabajadores rurales tibetanos fuera de sus tierras y a instalaciones de ‘tipo militar’ para formarlos como obreros de fábrica.

15% del TÍBET Porcentaje de la población de la provincia que desde enero 2020 ha pasado por los campos de ‘reeducación’. El antropólogo alemán Adrian Zenz publicó sus hallazgos para la Fundación Jamestown, un instituto de investigación estadounidense, ayer. El gobierno Chino asegura que el programa piloto, en Xinjiang, es parte de su esfuerzo por “erradicar la pobreza”.

TÍBET. Entrenamiento militar de “trabajadores de sobra rurales” en la región de Chamdo. (Jamestown Foundation/Archivo Junio 2016).
TÍBET. Entrenamiento militar de “trabajadores de sobra rurales” en la región de Chamdo. (Jamestown Foundation/Archivo Junio 2016).

Trabajadores ‘de sobra’

El programa se introdujo en la Región Autónoma del Tíbet en 2019 y 2020 para promover la capacitación y el traslado de los «trabajadores rurales excedentes», término que también se utiliza en un libro blanco publicado por Beijing la semana pasada en el que se defienden sus programas de trabajo en Xinjiang. Al igual que en el documento de Xinjiang, se pretende que el programa para el Tíbet sea una forma de alcanzar el objetivo del presidente Xi Jinping de erradicar la pobreza.

Elementos ‘coercitivos’

«Algunos documentos afirman que el plan se basa en la participación voluntaria», escribe Zenz, pero “las pruebas indican la presencia de elementos coercitivos», entre ellos cuotas e instrucciones obligatorias para “presionar” a los subordinados a fin de que cumplan objetivos. (Jamestown Foundation/TheGuardian/Sydney Morning News)

‘Transferencia de mano de obra’

Cómo alcanzar el progreso, según China

El informe describe el programa oficial:

  • Existe un plan ‘centralizado’ que determina el tipo de formación profesional que se requiere;
  • Somete a trabajadores rurales a un entrenamiento “de tipo militar”,
  • Incluye formación en “disciplina de trabajo”, derecho e idioma chino (el primer idioma es el tibetano).
  • Un objetivo: reformar el “pensamiento atrasado» e identidad de los campesinos
  • Otro objetivo: “diluir la influencia negativa de la religión»; y,
  • Ayudas a los tibetanos a transferir sus tierras a cooperativas dirigidas por el gobierno.
  • Los funcionarios a cargo de los programas son calificados por los miembros del partido, deben cumplir cuotas y mejorar la percepción del partido en los habitantes de la zona.
  • Empresas que utilizan a estos trabajadores reciben incentivos económicos.
MESERAS. Mujeres tibetanas en traje militar, durante su entrenamiento ‘vocacional’. (Jamestown Foundation: Sina, Julio 27, 2020)
MESERAS. Mujeres tibetanas en traje militar, durante su entrenamiento ‘vocacional’. (Jamestown Foundation: Sina, Julio 27, 2020)

El Gobierno niega ‘trabajo forzado’

En una declaración a Reuters, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China negó rotundamente la implicación del trabajo forzoso, y dijo que los trabajadores eran voluntarios y debidamente compensados.

Pekín está sometida a una creciente presión internacional por el trato que da a los uigures (en su mayoría musulmanes) y otras minorías étnicas en Xinjiang, que incluye el internamiento masivo para la reeducación, así como la vigilancia, las restricciones a las creencias religiosas y culturales y la esterilización forzosa de las mujeres. Los expertos dicen que las prácticas equivalen a un genocidio cultural.