Celebrar la paz

22 años sin la sombra de la guerra pasan casi desapercibidos en una visión miope que no aprecia el valor de vivir en la paz. Aquellos que más sufrieron el conflicto y viven para contarlo lo recuerdan con “mal sabor”, aquel de los hijos, amigos y compañeros caídos, de los soldados que pelearon por un pedazo de territorio que, al final, se perdió.

Es necesario honrar la memoria de lo que le costó al Ecuador lograr la paz, de las vidas perdidas y las batallas que lidiamos con el país del sur durante 57 años -una generación completa-. Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla, dice el saber popular. Aunque los conflictos limítrofes son cosa del pasado, esta etapa de la historia reciente merece ser aprendida y recordada, con la objetividad que solo el tiempo otorga.

La figura del expresidente Jamil Mahuad es una llena de prejuicios, odios y pasiones. Es lamentable que esto se mezcle con la justa celebración de la paz y el legado que esto trajo al país. Cualquier otra conclusión, coinciden historiadores, politólogos y militares, hubiese sido el peor escenario.

Muchos de nosotros estudiamos en la escuela un mapa ficticio del Ecuador, el del cono alargado hacia el Este que rozaba el río Amazonas, hasta pocos años antes de que se firmara la paz y se aceptara lo que hace décadas era una realidad para el mundo entero.

El prolongado conflicto con el Perú costó miles de vidas ecuatorianas y la paz de la que goza el Ecuador debe celebrarse, incluso, con la designación de un día nacional para la memoria.

La memoria nos habita, está ahí en todo lo que hacemos hoy, en todo lo que ejecutamos.”

Alejandra Costamagna (1970- ) Escritora, profesora y periodista chilena

He conquistado un imperio pero no he logrado conquistarme a mí mismo.”

Pedro el Grande (1672-1725) Zar ruso.