La emoción del toreo de El Fandi” llega a Ambato en sus fiestas

Emoción. La lidia total de “El Fandi” y su espectáculo en la arena. (Foto de Archivo)
Emoción. La lidia total de “El Fandi” y su espectáculo en la arena. (Foto de Archivo)
Entrega. La generosa entrega de El Fandi se vive en cada tarde. (Foto de Archivo)
Entrega. La generosa entrega de El Fandi se vive en cada tarde. (Foto de Archivo)

El español es parte del cartel del domingo, que arrancará a las 15:00.

Criado en las cumbres de Sierra Nevada, desde donde se otea la embrujada arquitectura islámica de la Alhambra de Granada, ‘El Fandi’ parece sentirse como en casa en las altitudes ecuatorianas. Desde que debutara triunfalmente en la Monumental de Iñaquito como novillero, allá por el ya lejano año de 1999, David Fandila ha sido no sólo habitual sino también imprescindible en los carteles de todas las ferias ecuatorianas, a las que sólo ha faltado en muy contadas ocasiones.

El motivo y el argumento fundamental de esta larga relación de afecto entre la afición local y el torero de Granada no es otro que el de una recíproca entrega: la que se genera entre un público masivo que agradece como pocos ese concepto de lidia total y completa que ‘El Fandi’ despliega cada tarde con capote, banderillas, muleta y espada, más allá del juego del enemigo, el talante del público o las condiciones climáticas.

Lo cierto es que en todas las corridas en las que ha hecho el paseíllo en estas tierras, nunca ha eludido el esfuerzo este torero que pisa el ruedo con el firme propósito de darle satisfacción a un público mayoritario que ve recompensado con creces el precio del boleto y saciadas sus ganas de espectáculo y emoción.

Generosa entrega
La tauromaquia de ‘El Fandi’ se basa, pues, en una filosofía de generosa entrega con unas masas que encuentran en la más efectiva vistosidad el motivo de su diversión en los bulliciosos tendidos. Y para satisfacer esas preferencias, el torero de Granada hace constante alarde de sus portentosas facultades físicas en una suerte en la que se distancia claramente de todos sus competidores: la de banderillas.

Heredero directo de la elaborada puesta en escena y del sentido rotundo del segundo tercio que en los años ochenta marcaron especialistas como Luis Francisco Esplá, Morenito de Maracay, Víctor Mendes y El Soro; ‘El Fandi’ centra en las banderillas uno de sus argumentos para el triunfo. Atlético y contundente al clavar, confiando siempre en sus piernas de puro acero, sabe también dominar a la perfección la estrategia de terrenos que le permite salir airoso de cada encuentro con el toro, sea cual sea su condición.

A lo largo de sus diecisiete años de alternativa, raro, rarísimo, ha sido el toro al que Fandila no haya podido clavar con un mínimo lucimiento los tres pares reglamentarios. Y no sólo de manera efectiva sino también con variedad y una manera directa de calentar el ambiente, antes, durante y después del embroque sobre el filo de las astas: en la preparación, a la hora de ejecutar y en los alardes físicos de sus jugueteos con el toro, al que, una vez consumado el tercio, siempre deja clavado y sometido sobre la arena para salir andando del empeño bajo el clamor del público.

Quizá esa potencia y esa espectacularidad que diferencian a El Fandi del resto de matadores-banderilleros de su generación tengan mucho que ver con aquellos años de juventud en los que, en las nevadas pistas donde trabajaban sus padres, alternaba sus primeros escarceos taurinos con el ejercicio atlético del esquí acrobático y el snow-board, especialidad en la que llegó a ganar varios campeonatos.

Máxima figura
De una u otra forma, el hecho es que, con un capote siempre templado y efectivo, y con el que a veces se gusta con un destacado sentido artístico; con una muleta que maneja con temple y poder para alargar el nivel de entusiasmo que logra con los palos; y con una espada de gran seguridad, David Fandila ha sido fiel a la cita y al triunfo en las plazas año tras año.

No en vano ‘El Fandi’ alcanza por primera vez la cumbre de escalafón tras la campaña de 2005 para, a partir de allí, dominar el toreo en cuanto a número de festejos por ocho ocasiones durante una década, llegando a superar en tres temporadas las 100 corridas por año. Hablamos entonces de un torero de categoría superior con el valor y la capacidad para convalidar, tarde a tarde, su sitial de máxima figura.

A toda máquina, sin descanso, y con un fondo y una fortaleza física admirables, ‘El Fandi’ se ha ganado con su esfuerzo el honor de ser el torero predilecto de los públicos que acuden a la plaza buscando un espectáculo intenso y vibrante. El próximo domingo apostamos a que en la arena de la Monumental Plaza de Toros de Ambato, la lidia total de ‘El Fandi’ desencadenará, una vez más, la alegría y la emoción en los graderíos.