Sobre el cuerpo femenino

SARAI GARCÍA GUERRA

Nuestro cuerpo es una construcción, nuestra piel está atravesada por cada vivencia transitada, los amores y dolores que nos han sacudido nos acompañan y se vuelven carne. Nuestro cuerpo es el lugar que habitamos, aquello que nos permite sentir y ser sentidos.

Existe un proceso curioso que se relaciona a los cuerpos femeninos en la sociedad occidental, una paradoja que oscila entre la hipersexualización y la censura encubre la anatomía femenina.

Al parecer no existe mejor accesorio publicitario para una mercancía que un cuerpo femenino voluptuoso y bastante descubierto. A pesar de la aparente “liberación” femenina, una serie de juicios de valor se posicionan censurando esta corporalidad cuando se manifiesta al margen del consumo.

Existen partes del cuerpo femenino que están investidas de una suerte de misticismo, así la vulva, el clítoris o la vagina se tornan innombrables. Rara vez las mujeres vemos nuestras vulvas, rara vez nos aproximamos a su color, forma y textura. ¿Cómo las mujeres que pertenecen a una sociedad en la que el cuerpo femenino está hipersexualizado pueden estar tan desconectadas de su propia genitalidad? Pues porque esa construcción hipersexualizada responde a la representación del cuerpo femenino como un objeto de consumo y no como una propuesta emancipadora.

Apropiémonos entonces de nuestros cuerpos, de nuestras sensaciones, de nuestros olores y nuestros colores, asumamos la responsabilidad sobre de nuestro propio placer. Que el primer lugar de resistencia y emancipación sean nuestros cuerpos.

Como incitación a la curiosidad y a la apropiación de nuestra propia corporalidad, acompáñennos a: “Los monólogos de la vagina”, el viernes 23 de marzo a las 19:00 en el Salón Asomed. Además de arrancarle una sonrisa, le arrancaremos un par de prejuicios.

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