Tiranía y corrupción

Oswaldo Aguilera Ortiz

Tiranía y corrupción han ido siempre de la mano. Todo tirano, a más de cometer abusos contra los derechos humanos, permite variadas formas de corrupción como los sobornos, el tráfico de influencias, el nepotismo, la impunidad; el Ecuador no ha estado exento de gobiernos con estos defectos. Por ejemplo, en Las Catilinarias, considerado el libro más combativo de Montalvo, se registran duras críticas al dictador Ignacio de Veintimilla que ejercía un poder mal habido en el Ecuador, y lo tacha de tirano, prepotente, arrogante y corrupto.

Tiranía, dice Montalvo “no es tan sólo derramamiento de sangre humana; tiranía es el robo a diestro y siniestro; tiranía son impuestos recargados e innecesarios; tiranía son atropellos, insultos; tiranía es impudicia acometedora, codicia infatigable, soberbia gorda al pasto de las humillaciones de los oprimidos”. Tocante a la corrupción afirma: “el que roba quebranta no sólo un mandamiento, sino una ley; no robarás a nadie, peor al Estado. Robar a la nación es robar a todos; el que la roba es dos, cuatro, diez veces ladrón: roba al agricultor, al artesano; roba al padre de familia, roba al profesor; roba al grande, roba al chico. Todos son contribuyentes del Estado, y todos deben perseguirle por derecho propio y por derecho público”.

Transcurridos más de cien años de su publicación, Las Catilinarias conservan actualidad, sus críticas parecen dirigidas a combatir una situación social y política que no parece haber cambiado nada, sino, por el contrario, hacerse más grave. La descomposición moral de país, tras diez años del Gobierno de Correa, es evidente, lo confirma el propio Presidente Moreno. En declaraciones a CNN en su reciente visita a Chile, refiriéndose a los actos de corrupción del Gobierno de Correa dijo: “En más de una ocasión escuchábamos que había corrupción”, “lo estaban haciendo bien, era una cosa sistemática en la cual sabían dónde había que poner y que hacer para evitar la justicia. Inclusive permitieron que la contratación pública sea discrecional de los ministros y del Presidente de la República”. Hoy estos corruptos, se declaran perseguidos políticos y aseguran ser la personificación de la honestidad y el patriotismo. Si algo personifican, es el cinismo.

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