La condromalacia rotuliana

Cuando existe desgaste de una de las estructuras que conforman la rodilla, específicamente el cartílago, se da paso a LA condromalacia.

La condromalacia rotuliana, también conocida como condromalacia patelar o condritis rotuliana, es una enfermedad caracterizada por la degeneración de la superficie articular cartílago que constituye la cápsula posterior de la rodilla. Produce malestar o ‘dolor sordo’ alrededor o detrás de la rótula y es un padecimiento bastante común entre adultos jóvenes, especialmente jugadores de baloncesto, vóley, fútbol, ciclistas, karatecas, tenistas, remeros, bailarines de ballet y corredores. Los jugadores de rugby son también propensos a esta enfermedad, especialmente quienes juegan en posiciones en las que las rodillas realizan esfuerzos importantes. Asimismo, los alpinistas también son propensos a padecerla, al soportar un gran peso por sus mochilas y sobre todo en nieve.

Puede generarse a partir de una lesión aguda de la rótula o mediante la fricción crónica entre la rótula y la articulación del fémur al mover la rodilla. El diagnóstico de condromalacia corresponde a una rodilla cuya estructura ha sido dañada, mientras que la descripción más genérica de ‘Síndrome patelo-femoral’ se refiere a los estadios iniciales de la enfermedad, en los que los síntomas pueden ser totalmente reversibles.

Tratamiento

El tratamiento se centrará en orientar de forma adecuada la posición de la rótula en el espacio para evitar el pellizco articular. El control motor adecuado de las fibras oblicuas del vasto medial del cuádriceps sirve para realinear de forma fisiológica la orientación de la patela.

La fisioterapia basada en ejercicios de control motor mejora significativamente la clínica patelar. El empleo de vendajes rígidos tipo Mcconnell demuestran también dicha efectividad.

(www.fisioterapia-online.com)

Padecimiento

Grados

-Grado 1: Existe edema y el cartílago rotuliano ya está reblandecido.

-Grado 2: Fibrilación o alteración en la superficie del cartílago. Esto se ve en las artroscopias como si el cartílago ‘se deshilachara’.

-Grado 3: Fisuración, existiendo ya hendiduras que alcanzan las capas más profundas.

-Grado 4: Ulceración, agravándose las hendiduras anteriores.

-Grado 5: Eburnación, debido a la profundización de la ulceración se llega a afectar el hueso subcondral que tenderá a hipertrofiarse como en la artrosis.