El presente produce el futuro

Manuel Castro M.

No hay que esperar milagros en la política: el presente marca el futuro. Por el miedo que produjo el correísmo con su dogmatismo momificado (socialismo del siglo XXI) estamos descuidando el presente, aceptando ciertas bondades del actual gobierno, que procura pasar sin mancharse por el pantano de la ineficacia, la corrupción y el autoritarismo del anterior gobierno, que fue su padre y mentor. No es lo que queremos los ecuatorianos.

Desde luego las cosas no suceden ni como queremos ni como tememos. No se va repetir el Correato, pero puede suceder que nos pasemos estos cuatro años corrigiendo la plana de Alianza PAIS, sancionando a algunos autores de la corrupción global que institucionalizó Correa en lo doctrinario, económico y ético. Si ahora no se enmienda el actual gobierno el futuro será previsible: angustias económicas, poca inversión, exigencias populares y comentarios entre ácidos y humorísticos sobre la política, con el silvestre razonamiento de que la política en sí es la mala. Con humor, Jardiel Poncela dice: “Lo único malo de este mundo son los hombres y las mujeres”. Aumentemos: “son las y los de PAIS que siguen gobernándonos con el argumento de que el poder lo ganaron en las urnas.

Como ya se vislumbra, el Plan Económico que presentará el Gobierno es “ilusionismo” si no se cambia hoy la realidad. Con salero comenta la gente: el anterior Ministro de Finanzas nos endeudaba, la actual considera que las deudas no deben pagarse. No es contradicción, es burla. Sin embargo, los empresarios, buenos para sus negocios, todavía sugieren ideas con la mejor buena fe para mejorar el destino económico del Ecuador, pero olvidan que el desarrollo humano y la educación son más importantes que el éxito económico, pues son las formas de salir de la pobreza, donde medran los providenciales.

Toda la oposición debe seguir siendo oposición, además que entre sus integrantes casi no hay diferencias. El tender puentes o acuerdos son salidas, no son propósitos de algo concreto que les una, para que inclusive después les permita ganar elecciones con proyectos viables y democráticos.

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