Entre Pichincha y Roldós

XAVIER MORÁN FERNÁNDEZ

Son 196 años de aquella gesta heroica que comandó allá en las faldas del majestuoso Pichincha, aquel insigne Mariscal venezolano y heroico como lo fue Antonio José de Sucre. Esta fue una de las grandes batallas que generaron la independencia americana de los diversos yugos de los cuales eran sus colonias los territorios que conformaban este basto continente. No hay que olvidarnos que los impulsos para lograr la independencia de nuestra nación se fueron madurando no solo desde años atrás en la hoy capital Quito, sino desde diversos territorios entre los principales está Guayaquil, Cuenca, que se cobijaban o eran inquietados por aquellos logros que obtenían tanto Simón Bolívar como San Martín.

Antes de esta apoteósica batalla que derivo en lo que es nuestra independencia, existieron diversas acciones encaminadas desde Guayaquil, no olvidemos que esta urbe proclamó sus independencia un 9 de octubre de 1820, pero no tuvo el fin deseado por aquellos soñadores libertarios; el mismo Sucre realizó un primer intento fallido, hasta que pudo avanzar por las montañas y la sierra ecuatorial para situarse cerca de Quito, en donde en una mañana de un 24 de mayo de 1822, con pundonor, valentía y amor propio, lograron derrotar a las fuerzas realistas, si justo en las faldas del apoteósico Pichincha, quién ha sido y es un mudo testigo de los diversos hitos que han marcado nuestra vida republicana, como no rendir honor y gloria a todos aquellos soldados de diversos puntos del planeta que se unieron junto a Sucre y Calderón para darnos esa preciada libertad.

Y precisamente el 24 de mayo, también se cumplen 37 años de la trágica muerte de un notable guayaquileño que dejó en alto el nombre de Ecuador a pesar de su corto periodo como gobernante de esta pequeña nación americana, el Dr. Jaime Roldós Aguilera, siempre será recordado como uno de los grandes de nuestra historia republicana, su muerte en Huayrapungo, dejó secuelas que han opacado nuestra democracia, más su voz como la de aquellos soldados de 1822, vivirán por siempre y hasta siempre en los ecuatorianos. [email protected]