Colombia decide

ANDRÉS GÓMEZ CARRIÓN

A pesar de que sabíamos que era imposible, hasta los más pesimistas intentábamos buscar una luz de esperanza la noche del sábado pasado. Cuando llegó la del domingo, supimos que nuestra desesperanza tenía suficientes fundamentos. Maduro se reeligió en la máxima magistratura venezolana.

Sin embargo, no todo está perdido en América Latina, en menos de 48 horas se abrirán las urnas colombianas para los comicios más polarizados de las últimas décadas. La derecha encabezada por Iván Duque se enfrenta a la izquierda de Gustavo Petro.

Una vez más, la sociedad guiada por las encuestas de los grandes medios tiene la única posibilidad de escoger entre dos antagonistas enfrentados en un discurso plagado de populismo y acusaciones verbales, muchas sin fundamentos legales, y modelos económicos extremistas. Además, en campañas políticas fundadas y desarrolladas en el miedo y no en propuestas concretas, medibles y alcanzables.

Pero repito, no todo está perdido. En el centro del abanico existen candidatos con discursos reconciliadores en un país que busca la paz, con propuestas lógicas en un país al que no le cabe más demagogia, con planes anticorrupción en un país líder en coimas, arreglos, “chanchullos”, y todo tipo de arreglo fuera del marco de la ley.

Por como se presenta la dinámica política, la victoria en primera vuelta de alguno de los candidatos no es una posibilidad real, no obstante, Colombia tiene que saber elegir las dos opciones que enviará a segunda vuelta.

El contexto social no está para volver a la seguridad democrática, tampoco para concesiones ilimitadas a quienes han atentado contra las Fuerzas Armadas o para una política de bonos y regalos a grupos sociales específicos.

La realidad colombiana exige un presidente conciliador, pragmático, realista, con experiencia en administración pública, de perfil intachable y que no sea parte de las élites impregnadas de corrupción.

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