Problemas de lenguaje en nuestro medio

Por: Carlos G. Lucio. M.

Seguramente que para muchos lectores de este importante rotativo (La Hora), la crónica de la página B4, con fecha 4 de junio del presente año (2018), habría causado más de una sorpresa. Susana Cordero, directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, haciendo uso de vasto conocimiento idiomático expone públicamente su preocupación por las falencias en el tratamiento de la Justicia en nuestro medio. Su título recoge cuatro fases importantes; pero que aún falta por descifrar su contexto. Los adjetivos señalados sustenta su punto de vista y sostiene en que, «detrás de la educación hay muy poca importancia por el aspecto idiomático y que el caso de los abogados es mucho más grave, porque se da una escritura completamente falaz, vulgar, mediocre y sin Ideas, que solo responden a fórmulas hechas. Nuestra época está signada por una Indiferencia hacia la educación lingüística y la valoración de la palabra; una sociedad a la que no le importa hablar o escribir incorrectamente».

Fabián Corral, miembro de la Academia reconoce como problema Legislativo. «Las leyes ecuatorianas utilizan mal el Idioma. La Constitución habla de las y los» para referirse al mismo adjetivo. En verdad, tras haber leído una Enciclopedia en 20 tomos, de 800 páginas cada uno, me atrevería a decir que el barco está contra corriente. Si no se busca la ayuda de una brújula para saber dónde estamos y a qué puerto queremos llegar, no habrá marea de hacerlo a puerto seguro. Los adjetivos: lengua o lenguaje no son los apropiados para entender la estructuración de la ideas. La Enciclopedia nos muestra que sí existe una ciencia llamada gramática, y que es la única en su género para enseñarnos tan maravilloso arte de escribir: Lengua significa idioma, pero también es sustantivo (órgano anatómico de los vertebrados); Lenguaje significa medios, formas y temas: Lenguaje jurídico, político, deportivo, informático, etc.; Gramática: ciencia del lenguaje; Lingüística: estudio diacrónico y sincrónico de los elementos gramaticales. Un ejemplo de ello es el mal uso del pronombre “TU» y sus apócopes en primera y tercera persona gramatical. Esta palabra reúne los adjetivos señalados por Cordero.

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