Fútbol millonario

Oswaldo Aguilera Ortiz

La XXI edición de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018, a más de consagrar campeona a la selección francesa, fue la ocasión para demostrar, que el fútbol como competición, ha sobrepasado lo puramente deportivo, para convertirse en un nuevo producto del mercado en el que muchas empresas transnacionales invierten grandes capitales para multiplicarlos y ponerlos al servicio de intereses ocultos de unos pocos quienes lo usan como negocio, por lo que, expertos manifiestan que ha llegado el momento de mirar un poco más allá, para descubrir que se esconde detrás de todo este espectáculo, cuyo análisis debe hacerse fundamentalmente desde la economía sin dejar de lado otros aspectos, entre otros, el sentir de la afición.

Desde la economía, se conoce por ejemplo, que la FIFA destinó para este último campeonato la nada despreciable suma de 400 millones de dólares solamente para premios, de los cuales 38 millones corresponden al campeón, lo que va determinado que el interés económico, prime sobre los valores deportivos y que los equipos sean empresas y los dirigentes lo manejen como un negocio; como ejemplo de lo expresado, tenemos el fichaje del portugués Cristiano Ronaldo, quien pasó al Juventus de Italia a cambio de 112 millones de euros, el cuarto traspaso más costoso del mundo, por detrás de Neymar que arribó al PSG a cambio de 222 millones de euros, de Kylian Mbappé que llegó al mismo Club por una suma de 188 millones de euros y Philippe Coutinho que llegó al Barcelona por 120 millones de euros.

En esta danza de millones, nuestro país, que gracias al Presidente de la FEF y al técnico que equivocadamente fue escogido no fuimos al mundial, no quiere quedarse atrás, pues la FEF ha anunciado que le ha ofrecido un millón y medio de dólares al año, a Hernán “Bolillo” Gómez, para que vuelva a ser el Técnico de la selección ecuatoriana. Si el proceso eliminatorio para el próximo mundial dura 3 años, Gómez recibirá 4 millones y medio de dólares, lo que constituye una bofetada a la pobreza de millones de ecuatorianos desempleados, y de otros que a duras penas reciben 386 dólares mensuales.

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