La sociedad del cansancio

PADRE MARTÍN GONDRA

Los apóstoles vuelven donde Jesús contentos por la misión y Él los invita a un lugar solitario de descanso. Pero la multitud lo necesitaba, pues andaban como ovejas sin pastor. Se compadeció de ellos y les enseñaba con calma. No hubo retiro.

Difícil vivir la tensión entre entrega y descanso, en esta sociedad en la que hemos pasado del deber (obediencia) al poder (rendimiento), “tú puedes más”, “es urgente”, “para ayer”, a la autoexigencia de hacer más en menos tiempo, invadidos por un exceso de informaciones y estímulos incontrolables.

Perdemos el respeto a los horarios del trabajador, al tiempo en familia o en comunidad, al merecido descanso, enviamos mensajes a cualquier hora del día o de la noche, invadiendo la privacidad de unos y otros. Eso de 24/7 es un cáncer para el alma.

Parece que, si no hacemos varias cosas a la vez, perdemos el tiempo, y al valorar el día, nos fijamos más en lo que falta que en lo ya cumplido. No nos permitimos disfrutar de lo bien hecho. Esto cansa, fatiga y deprime. Siempre estamos con el agua al cuello e insatisfechos de los logros personales.

Aprendamos a mirar como Jesús, a educar el ojo para una profunda atención, para una mirada larga y pausada, de situaciones y, sobre todo, de personas, comenzando por nosotros mismos en la propia vida. Tiempos, acciones, relaciones, autocuidado. Una mirada tierna y sanadora que donde el mundo ve individuos o una masa humana, el Señor ve ovejas sin pastor, quizá a nosotros también.

A Jesús nunca le estorba la gente, sabe mirar a cada uno y a todos, desde ese Sagrado Corazón, en el que cabemos todos. No distingue entre entrega y descanso, todo es uno. Descansa para una mejor entrega.

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