Día del agricultor ecuatoriano

En este importante día, que debería celebrárselo por todo lo alto, pues es el día que las personas que con el fruto de su esfuerzo nos dan el alimento para nuestras familias, de quienes desde el alba hasta bien entrada la noche, permiten a nuestro organismo nutrirse de la manera más higiénica y balanceada posible, a pesar de que las tecnologías de punta muchas veces les resultan inalcanzables por su elevado costo, de quienes son a menudo vistos de manera despectiva por su limitada educación, de quienes son la base piramidal de las cadenas de productos alimenticios, de quienes son explotados por los grupos hegemónicos que les pagan demasiado barato por su trabajo a vista y paciencia de todos los gobiernos, acostumbrándolos a una especie de supervivencia casi inhumana; si mis amigos lectores, hoy se celebra el día del agricultor ecuatoriano.

De esta persona a la que debiéramos tratarlos con enorme respeto y consideración, a los verdaderos héroes de la patria, que gracias a su denodado esfuerzo, producimos el mejor banano del mundo, el cacao fino más exquisito del planeta, las rosas más extraordinarias que se hayan visto, y muchísimos productos más, que son elogiados mundialmente. Pero pregunto, ¿conoce usted a algún pequeño bananero o cacaotero rico? La respuesta hace ruido en el viento. Todos sabemos que los gobiernos han preferido construir elefantes blancos con sobre precios, antes que ofrecer créditos blandos preferenciales, capacitación y seguimiento a los pequeños productores, que son la inmensa mayoría de nuestros agricultores.

Malas políticas

Nuestros gobernantes, jamás han vertido en verdad sus ojos hacia el sector agropecuario nacional, pues se han dejado convencer de muchas maneras, de que lo político, o mejor dicho, lo politiquero, deja más réditos que hacer una transformación integral de nuestro agro. Prueba fehaciente de que al sacrificado agricultor, aún no le hemos dado en nuestra sociedad el sitial que se merece.

Las malas políticas implementadas, le han subido sus costos de producción, el intermediario y la industria amasan enormes fortunas a expensas de su esfuerzo diario, para encima de aquello, subirle el precio de sus insumos, mientras el precio que reciben solo desciende. Pero como decía mi padre: “soñar no cuesta nada, uno se divierte barato y no le hace daño a nadie”, no obstante, aún abrigamos la esperanza de que esta triste realidad cambie. El MAG tiene mucho por hacer. Dios proveerá. ¡Feliz día agricultores de mi patria!

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