Linchamiento en Posorja

Mesías Mestanza

De las investigaciones preliminares y de la propia denuncia presentada por las víctimas se llega a conocer que en la Parroquia Posorja se produjo un delito contra la propiedad, por medio del cual delincuentes comunes se hacen entregar dos celulares y doscientos dólares en efectivo.

Cuando las víctimas reaccionan, dan a conocer a los agentes del orden del perjuicio ocasionado, activándose de inmediato el servicio policial por ser delito flagrante, capturándose a quienes adecuaron su conducta al referido delito; noticia crimines que fue difundido por redes sociales, que poco a poco distorsionó el mensaje, alarmando a la ciudadanía, que mal informada, forma una turba enardecida que no logra entender que vivimos en un mundo civilizado y no en épocas primitivas y de barbarie donde predominaba la ley de la selva, arremetiendo contra los miembros del orden, destruyendo el retén policial y sacando a los detenidos a la calle, para proceder de la manera más salvaje a darles muerte, a destruir bienes públicos y privados, es decir hacer justicia por mano propia e impidiendo el juzgamiento por la autoridad competente como es lo legal.

Ahora bien, los enardecidos y violentos que mataron a los que los confundieron con roba niños, tendrán que responder principalmente por el típico delito de asesinato con todas agravantes de haber colocado a las víctimas en indefensión, incendio, utilizando medio que causan grandes estragos, aumentando en forma deliberada e inhumanamente el dolor de las víctimas cuya pena es de 22 a 26 años de prisión, y por efecto de las agravantes, sería la máxima pena de 26 años, sumado a otras penas que corresponden a la destrucción de bienes, ataque o resistencia a los agentes del orden, en fin, llegaría una mínima pena de 30 años, dado a las circunstancias agravantes. Estos hechos ocurren, primero por la ignorancia de nuestros congéneres, leyes blandas que permiten al juzgador poner en libertad en delitos menores a los infractores, con la sola garantía de presentación periódica ante la autoridad. Como conclusión diremos que la furia es el caldo de cultivo de la violencia, y ésta la del crimen. Pero tampoco pueden responder los curiosos y quienes grababan el hecho, sino los ejecutores del crimen que fueron visibilizados y que serán pericialmente identificados.

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