Tiempos de locura

RICARDO VERA CALDERÓN

Vivimos tiempos de locura, donde aparecen situaciones que rayan en extremos y que no tienen justificación, tal como lo sucedido la semana pasada cuando dos jóvenes estudiantes habrían intentado asesinar con un arma de fuego a su docente.

Es impresionante la narración de hecho, donde se evidencia la premeditación y la alevosía para ejecutar esa repudiable acción. El asunto es más grave, puesto que no se trataría de situaciones aisladas, sino de prácticas comunes por parte de jóvenes que, sumidos en las garras del microtráfico y de las pandillas, ven a la violencia como un medio para sobrevivir en la selva de cemento.

Entonces aparece un docente correcto que, sin sospecharlo, se transforma en un obstáculo para estos jóvenes descarriados, y migra de ser el guía a ser la víctima de la ira descontrolada de hombrecillos que, cegados por su escasa inteligencia emocional, buscarían callar y borrarlo del mapa, por el solo hecho de intentar corregirlos, cumpliendo su función como maestro.

Obviamente las respuestas de solidaridad de la comunidad se hicieron notar. Pero con eso no alcanza, y más aún si se suma la escueta acción de la Justicia que, al emitir medidas tibias, contribuyen poco para prevenir situaciones similares.

Queda debiendo el sistema de educación pública, mismo que pasó con los años de un esquema conservador a uno liberal, donde los derechos de los alumnos se interpretaron como sinónimo de que “hago lo que me da la gana” dentro de centros educativos donde el miedo, el silencio y la impotencia de docentes, lo convierten en tierra de nadie.

No esperemos muertos para actuar. El problema es real, y no debe ser olvidado por algún meme que se haga tendencia. Empecemos en casa, ya que es ahí donde hay que trabajar. Todos somos responsables.

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