XAVIER MORÁN FERNÁNDEZ
A lo largo de nuestra historia han existido destacadas figuras, que por su influencia en el ámbito social, han sido considerados grandes líderes, pensadores, revolucionarios, etc. Tanto así que la colectividad los tiene como ejemplo a seguir, debido a que sus pensamientos e ideas no quedaron solo en la perorata, sino que las cristalizaron en beneficio de toda una sociedad.
Debería ser considerado sagrado el pararse ante un público y expresar, desde el lado de su necesidad, que todo cambiará en un futuro cercano y que si se comparte su criterio y modo de ver la vida, bien podríamos alcanzar un bienestar equitativo e inclusivo, si llega a fallar en sus promesas o juramentos solo así la misma población sabrá ubicarlos en el sitial que se merezcan.
Los buenos discursos adornados de facilidad de palabras y un toque de sentimentalismo logra conectar con el profundo anhelo de las grandes mayorías de un cambio y un progreso en todo ámbito, cualquiera que este sea, más con esa diatriba muchos han logrado contentar a la ciudadanía que los escucha y presta atención de manera paciente su alegoría, no olvidemos que algo que los ciudadanos nunca dejarán perder es su esperanza y está siempre estará presente especialmente en los momentos de mayor necesidad o situaciones calamitosas que se hayan presentado, es precisamente ahí cuando debemos tener el tino y experiencia para poder identificar a los verdaderos líderes o a nuestros futuros tiranos.
La pregunta que debemos hacernos es ¿Acaso estamos preparados para saber diferenciar entre los postulados nobles o aquellas promesas que nos inunda de expectativa momentánea y al pasar el tiempo nos hace asentar en una realidad más cruenta que la anterior? ¿Cómo sociedad hemos inculcado principios y valores que serán compensados con el surgimiento de líderes innatos, equitativos y solidarios?
Seguro que al respondernos estas preguntas quedarán flotando en el aire muchas interrogantes y de pronto mea culpas, pero nunca es tarde para poder rectificar y cambiar nuestro rumbo hacia un horizonte en donde exista luz, nunca es tarde para elegir lo mejor.