El 21 de marzo se conmemora el día mundial del Síndrome de Down, se refiere a la mutación del par de cromosomas número 21, una combinación natural, que tiene efectos en el estilo de aprendizaje, rasgos físicos o en la salud. La mayoría de personas que nacen con este síndrome tienden a presentar condiciones asociadas como cardiopatías, problemas de lenguaje, discapacidad intelectual entre otras.
Por medio de la Educación Inclusiva se espera mayores oportunidades en el aspecto educativo, familiar, social y laboral, promoviendo el desarrollo integral de personas con discapacidad para que alcancen una mejor calidad de vida. Si la familia no está dispuesta a sostener, empujar, apoyar a los niños, no hay institución que la reemplace y esta es una de las grandes fallas del concepto de inclusión porque se toma la inclusión como meterlos físicamente en un colegio y eso no sirve para nada.
Para cualquier padre que tenga un niño con Síndrome Down siempre lo primero es aceptarlo, asimilarlo, brindarle todo el amor y paciencia, comenzar a buscar la información necesaria en diferentes instituciones o fundaciones que brindan este tipo de ayudas. Recordemos que el Síndrome Down no es una enfermedad, sino es una condición de vida; los padres somos los responsables de incentivar con el ejemplo a nuestros hijos; el apoyo, amor y respeto hacia este grupo de niños.
Las Instituciones educativas tanto fiscales como particulares no cuentan con el equipamiento necesario ni profesional especializado para atender este tipo de situaciones, razón por la que el gobierno de turno debe actuar frente a estas necesidades, esto permitirá que nuestros educandos con necesidades educativas especiales alcancen aprendizajes de calidad para una plena inclusión a la sociedad.