Cultura del ‘hashtag’

Pablo Escandón Montenegro

Es muy real el ‘meme’, en el cual las tendencias nos hacen sensibles y expertos en todo. Primero fue el lamento extendido por el incendio de ‘Notre Dame’ y las fotos de quienes estuvieron en sus exteriores. Luego esos mismos viajeros mostraban su experiencia culinaria en torno a la fanesca y en viernes eran los mejores documentalistas de las procesiones.

Asistimos a una avasalladora lluvia de imágenes acompañadas por comentarios, sentencias y verdades definitivas de quienes estuvieron allí, de quienes conocieron de pasada, de expertos de ‘hashtag’, pero que realmente saben y reproducen lo que los medios sociales les informan.

Los más activos no son los que más conocen sobre un tema. Esto se aplica para política, educación, deportes y todos los temas que se debaten en la esfera digital. Todos opinan, comentan y debaten lo que no harían en público, frente a un foro o entre contertulios, porque estarían tomando fotografías e inundando de ‘hashtags’ el espacio de texto.

En Facebook encontramos a los moderados, en Twitter a los políticos viscerales, en Instagram a los creativos y espirituales: se pueden leer sentencias sensibles, lógicas y espirituales que compiten con Kempis o los ‘Ejercicios espirituales’ de San Ignacio.

Los expertos y sensibles que tan activos son en redes no crean comunidad, no comparten ni dialogan. Lo único que desean es trascender en la opinión pública digital como ‘influencers’ de su cuadra virtual, con temáticas globales y coyunturales, lo cual no demuestra que estén realmente informados.

Vivimos en la sociedad del ‘hashtag’, en donde los expertos son de membrete ocasional. Nos guían a partir de su sensibilidad y conocimiento/experiencia combinado con ‘emojis’ y brillantina digital. Nada más lejano de lo que es una narrativa digital.

[email protected]