‘Los tres mulatos de Esmeraldas’, el retrato de una conquista fingida

ARTE. La obra es el retrato firmado y fechado más antiguo que se conserva del Virreinato de Perú.
ARTE. La obra es el retrato firmado y fechado más antiguo que se conserva del Virreinato de Perú.

El arte es un lenguaje y, como tal, cada obra es una narración. Más allá de inmortalizar una escena acontecida 420 años atrás, la pintura ‘Los tres mulatos de Esmeraldas’ es valiosa por la cantidad de historias que cuenta.

El retrato de tres hombres -un padre y sus dos hijos- ataviados en vestimentas españolas y joyas indígenas, armados con lanzas que remiten a su pasado africano, dice tanto de la diversidad que empezaba a enraizarse en el territorio que siglos más tarde sería Ecuador, como de las formas de sometimiento que la colonia impuso sobre culturas ingobernables.

Antecedentes
La pintura que hoy se exhibe en el Museo Nacional del Ecuador (MuNa) nace con la rebeldía de Alonso de Illescas, un africano originario del actual Senegal, que llegó a América en calidad de esclavo. En 1553, el barco donde viajaba con su amo con rumbo a Lima, desde Panamá, naufragó en la bahía de San Mateo, en las costas de Esmeraldas.

Illescas aprovechó la oportunidad para escapar y se convirtió en el primero en fundar una comunidad de cimarrones (esclavos africanos fugitivos) en el territorio de la Real Audiencia, que fue creciendo a medida que conquistaba a los debilitados pueblos indígenas de la zona. Fruto de esa mezcla interétnica apareció la primera generación de mulatos, que pronto se consideró una amenaza para la corona española.

Incapaces de abatirlo por la fuerza, los españoles le concedieron a Illescas el título de ‘Don’ y lo nombraron gobernador del territorio, otorgándole aparente libertad y derechos al tiempo que se remarcaba la soberanía española. No obstante, la comunidad no cayó en el engaño y el anhelado puerto -donde había grandes cantidades de oro- siguió bajo la tutela de los mulatos.

LIBRO. Ortello fue un geógrafo y cartógrafo flamenco, ‘Teatro del orbe de la Tierra’ es considerado el primer atlas moderno.
LIBRO. Ortello fue un geógrafo y cartógrafo flamenco, ‘Teatro del orbe de la Tierra’ es considerado el primer atlas moderno.

Un regalo para el rey
Se dieron repetidos intentos de las autoridades quiteñas por ‘pacificar’ el área, sin conseguirlo. En 1599, un grupo de mulatos que había pertenecido a la comunidad de Illescas, pero luego se independizó, llegó a Quito liderado por Franciso de Arobe y sus dos hijos.

La visita se debió a un tratado de paz que habían establecido con el oidor Juan del Barrio y Sepúlveda, quien aprovechó el pequeño triunfo para encargar una pintura que hiciera llegar al monarca español, Felipe III, la buena nueva: los mulatos ‘civilizados’. El artista escogido para semejante honor fue el indígena Andrés Sánchez Galque.

“Era un artista que gozaba de alto prestigio en la Real Audiencia”, señala Ivette Celi, directora del MuNa. Siguiendo la pista del pintor, llegamos a otra historia digna de contar.

EL DATO
La obra permanecerá en el MuNa hasta el 10 de agosto. Durante su exhibición, se realizarán conferencias con expertos en arte. “La historiadora Susan Webster –una de las que más ha investigado a Sánchez Galque evidencia que el artista compró terrenos en San Roque, que era un área importante, para tener ahí su taller con sus hijos, y se los compra a la familia de Atahualpa”, cuenta la directora. Sánchez Galque no solo fue uno de los primeros pintores indígenas. Además, fue discípulo de Fray Pedro Bedón, uno de los más grandes promotores de la Escuela Quiteña.

“Nos preguntamos cómo veía a sus modelos Andrés Sánchez Galque, un indio aculturado en los márgenes del poder español”, dice Tom Cummins en su investigación ‘Tres caballeros de Esmeraldas, un retrato digno de un rey’ (MuNa, 2018). Más que cumplir con el objetivo del oidor, impresionar al rey con su habilidad para apaciguar a los mulatos, Sánchez Galque pinta, quizás involuntariamente, a tres hombres libres.

“Los tres caballeros han mudado las marcas de su esclavitud que llevaban en el cuerpo. Posan en las ropas que les fueron obsequiadas por los españoles para apaciguarlos. Posan, sobre todo, libres y capaces de hacerse cargo de su propia historia”, afirma Cummins al final de su texto.

El retrato fue enviado a la corte de Felipe III y permaneció en la colección real hasta que, en 1928, el historiador del arte José Gabriel Navarro lo redescubrió en las reservas del Museo Arqueológico de Madrid. Así, la obra pasó a formar parte de la colección del Museo del Prado.

Mientras su imagen pasó a la historia en una obra de arte única y sin precedentes, Don Francisco de Arobe y sus hijos regresaron a Esmeraldas, donde gobernaron “independientes de la autoridad que trató de reclamarlos como súbditos, tal como aparecen en el retrato”, concluye Cummins.

Vuelta a su lugar de origen
‘Los tres mulatos de Esmeraldas’ ha viajado por el mundo, pero esta, increíblemente, es su primera parada en Sudamérica. La capital esperó su llegada desde 2017, cuando empezaron las negociaciones con el Museo de América, actual custodio de la obra.

Mientras que la ley española de ese entonces dictaminaba que ningún mulato, negro o indígena podía portar oro, perlas u otros adornos valiosos, los mulatos aparecen con sendos pendientes, narigueras, bezotes y collares dorados, por lo cual la pintura ha sido ubicada en la famosa Sala de Oro del MuNa.

El museógrafo Roberto Cárdenas indica que el diseño del entorno para una buena lectura la obra implicó el trabajo de expertos en luminaria, control de humedad, temperatura y seguridad. “No hemos escatimado esfuerzos en tener el ambiente adecuado para recibirla”, señala.

En el centro de la sala se exhibe uno de los bienes más valiosos de la reserva bibliográfica del MuNa: el libro de viajes ‘Teatro del orbe de la tierra’, de Abraham Ortello. El grueso ejemplar data de 1580. “Vamos a exponer uno de los mapas donde se observa el territorio donde se asentaron los palenques”, menciona Celi, y señala en el mapa el punto donde las sinuosas aguas del Pacífico hicieron naufragar al navío en que, hace más de cuatro siglos, viajaba don Illescas. (AA)

FRASE

Nos parece fundamental que la ciudadanía vea la obra, la disfrute, la conozca. Muy poca gente ha tenido esta posibilidad”. Ivette Celi, Directora Ejecutiva del MuNa.