Turismo de conciencia: Abriendo caminos

Desarrollar ideas y marcar tendencias no es un proceso de adivinación, sino de innovación, estudio y anticipación, conscientes de que el mundo se acuesta de un modo y amanece de otro.

El turismo, por ejemplo, es una industria que ha experimentado un cambio trascendental, al calor de las nuevas tecnologías. Su papel en la creación de empleo y generación de riqueza es relevante en nuestros países. Sin embargo, ¿sabemos cómo será en los próximos 25 años?

Nadie puede predecirlo, aunque hay factores a considerar, a medio y largo plazo, como la disrupción tecnológica y el cambio climático. Y varias preguntas que debemos hacernos ya, urgentemente, según advierte el ‘Estudio sectorial e informe de tendencias en la industria del turismo’, publicado recientemente: ¿Qué características tendrá la sociedad y cómo ello afectará al ocio en 2045? ¿Cómo nos organizaremos cuando los robots y la inteligencia artificial ocupen las actividades que hoy hacemos? ¿Cómo serán las jornadas laborales y el ocio?

Los viajes de conciencia, por ejemplo, han demostrado ser una opción sostenible frente a la masificación y la frivolidad del ‘turismo de Instagram’, que piensa primero en la foto y después en el mensaje y la significación de un lugar determinado.

Hace seis años, un grupo de exploradores de conciencia iniciamos diversos proyectos en varias regiones del mundo. Todo empezó en Punta Cana, y después vinieron Riviera Maya, Machu Picchu, Costa Rica, India, Bali, Tierra Santa, Nepal, Tíbet y Bután, siempre bajo las enseñanzas del mindfulness, que es el arte y la ciencia de estar conscientes.

A principios de 2019, conocimos la creación en España de Mindful Travel Destinations, una asociación que potencia el equilibrio entre cuerpo, mente y alma. Su concepto se extenderá a las ferias más importantes del mundo, con un espacio dedicado exclusivamente al Mindful Travel.

La creación de tales iniciativas es una excelente noticia para los que hemos impulsado los viajes de conciencia. Recién llegado del Tíbet, apelo al pensamiento del Dalai Lama: “Debemos aprender a vivir en armonía y paz con los demás y con la naturaleza. Esto no es ningún sueño, sino una necesidad”. Y tal deseo lo complemento con su llamado a la conciencia plena: “Solo hay dos días en el año en los que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y el otro se llama mañana. Hoy es el día correcto para amar, creer, hacer y vivir”.

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