Un almuerzo de altura en honor del deporte de Ecuador

HOMENAJE. La Selección Sub20 compartió un almuerzo con el Presidente de la República.
HOMENAJE. La Selección Sub20 compartió un almuerzo con el Presidente de la República.

POR: Michelle Poveda

¿Cuándo habríamos imaginado tenerlos a todos juntos? No diré glorias, porque eso me remonta a un personaje que tuvo un momento fugaz y pasó a la historia. Diré que estuvimos en una reunión con héroes de verdad.

Mientras el Centro Histórico era más caótico de lo normal, las marchas bloqueaban las calles y el tráfico se tornaba monstruoso, el Palacio de Carondelet recibía a deportistas de alto nivel y a la Selección Sub 20. El ingreso no fue fácil: vallas y policías resguardaban los alrededores.

Nadie se podía saltar el protocolo. Solo después de un ‘ok’, camarógrafos, fotógrafos y reporteros pudimos entrar al Salón Amarillo, donde nos aguardaba una especie de tarima, más semejante a un corral.

Luz tenue, los cuadros de los expresidentes, música de ascensor. La espera iba a ser larga. Cuando las puertas del salón se abrieron y los camarógrafos y periodistas empezamos a preparar todo. Los invitados miraron asombrados, más de uno se acomodó el cabello.

Una delegación de 51 deportistas se reunió para compartir ese almuerzo, que era especial, que era en su honor. Con edades entre los 15 y 25 años, era lógico, comenzaron a inquietarse. Y estaba también el hambre y el olor de lo que iban a comer. ‘Leo’ Campana, el goleador del Sudamericano, miró sobre su costado, dejó su servilleta de tela sobre la silla y se fue a la mesa donde estaban Jordan Rezabala y Moisés Ramírez. Debía ser importante, porque no pudo esperar para contarles algo y soltar, enseguida, una carcajada.

Todos, de una u otra forma, se ganaron más que ese almuerzo: medallas de oro, de plata o de bronce, podios, trofeos, esfuerzo. Pero los ‘consentidos’ fueron seleccionados de la ‘Mini Tri’. Incluso los otros deportistas querían una foto con ellos; y el personal de la cocina se acercó, muy sigilosamente, a Jorge Célico con una camiseta de Ecuador para pedirle un autógrafo.

Como en película, los miembros de seguridad y protocolo con atuendos elegantes, audífonos o intercomunicadores, acompañaron a los futbolistas, incluido el cuerpo técnico, a un salón conjunto. “Solo jugadores y cuerpo técnico”, retumbó en el parlante. ‘Pararon en seco’ al presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol encargado, Jaime Estrada, y a Santiago Morales, gerente de Independiente del Valle.

“Capaz se van a tomar la foto oficial con el Presidente”, comentaron algunos periodistas, mientras la tarima-corral se tambaleaba por la cantidad de personas. El calor aumentaba en el salón y Glenda Morejón, David Hurtado y hasta el propio Goodman Chalá aprovecharon ese espacio, donde nadie los veía, para ‘escaparse’ y tomar un poco de aire.

“Lenín Moreno terminó su agenda del día y los espera, muchachos”, retumbó nuevamente en el parlante con una voz gruesa. La puerta misteriosa se abrió otra vez y los deportistas reingresaron. Empezó oficialmente el almuerzo, pero también los discursos, los presentes y las voces titubeantes. Elizabeth Bravo, la exitosa triatleta, en representación de los deportistas, dijo: “Espero ser la voz de todos mis compañeros, queremos agradecer este evento que está haciendo para reconocer nuestros logros”.

José Cifuentes, también tuvo su oportunidad para hablar. No faltó un murmullo, una risa inocente, y, sobre todo, un gran orgullo por su compañero que se reflejó en los aplausos y silbidos.

El presidente Moreno pidió la ‘maglia rosa’ de Richard Carapaz y aprovechó para solicitar a la secretaria del Deporte, Andrea Sotomayor, la creación del Salón de las Glorias Deportivas. “Quiero ver sus camisetas, las que representan ese gol premiado por la FIFA (José Cifuentes) o con la que ganaste el oro en los 20.000 m. marcha (Glenda Morejón). No hay nada como esas camisetas que representan el esfuerzo con el que han llegado tan alto”.