Neocolonialismo

Orlando Amores Terán

El matrimonio es una institución civil destinada a legalizar la procreación y el régimen de bienes entre los contrayentes: hombre y mujer. No es un derecho general, sino una contratación «intuitu personae», cuya finalidad primordial es proteger la condición «mater» «monium», en consecuencia, su progenie. Para resguardar otros tipos de familia, homoparentales, existe otra institución jurídica: la unión de hecho, que legitima la relación entre aquellos y establece un régimen de bienes, similar a la sociedad conyugal. A esa protección tienen derecho los homosexuales.

No obstante, se ha desatado el interés por otorgarles derecho al matrimonio. Lo que está detrás del debate, no son los derechos de los homosexuales, sino el control de la población. Para ello, Naciones Unidas en 1968 convirtió en prioridad de su política exterior, el control de la población mundial, inspirados en el pensamiento de Malthus, quien expresó: «Los niños que nazcan por encima de los necesarios para mantener la población al nivel deseado deben perecer… debemos facilitar las acciones de la Naturaleza que provocan dicha mortalidad en vez de… impedirlas… si nos asusta las… hambrunas debemos… impulsar otras formas de destrucción…”

En estos tiempos, no son aceptables métodos como esterilización o castración masivas, hambruna generalizada. Por tanto, implementaron una nueva forma de pensar: que las mujeres rechacen la maternidad y el matrimonio, como una actitud «liberadora». Pero aquello no fue suficiente para la Agencia de Población de la ONU, en 1994 propuso cambiar los roles de género tradicionales, para controlar la población; entonces surgió la ideología de género. Actualmente son muchas las agencias, ONGs que imponen la agenda de género como un «anticonceptivo mundial» a través de cipayos, ubicados en altos cargos, llenos de maestrías, sin el menor escrúpulo ni sentido común, convirtiendo la ideología de género en el neocolonialismo de éste siglo, contra el que hay que rebelarse, para impedir la destrucción de los niños y la familia; sin descuidar los enjuiciamientos al innombrable y sus peones.

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