El por qué de la delincuencia

En estos últimos años, la delincuencia ha crecido y se ha multiplicado sin medida y como nunca, dado a muchos factores, que comienzan con normas legales que se insertaron en el Código Orgánico Integral Penal (COIP), que solo favorecen a quienes están al margen de la ley, tales como entre otros beneficios: la conciliación en caso hayan sido descubiertos; las famosas medidas cautelares de presentación periódica ante la autoridad y la prohibición de ausentarse del país, la fianza, el arresto domiciliario, y si vamos más allá todavía, la suspensión de la pena; pues son muchas las garantías de los reos como para ser detenidos en la mañana y ser puestos en libertad en la tarde; todo esto en perjuicio de la ciudadanía que se ve impotente frente a la agresividad de los delincuentes, que han tomado mucho valor no sé si por las leyes blandas o por la droga, que parece los fortifica y los hace aparecer como intocables.

Mientras que la policía arriesgando sus vidas persiguen por las calles a los antisociales, olvidándose que tienen familia, y lo que es más sin armamento, y si lo tienen, están vedados de hacer uso, porque irán a la cárcel ya sea por disparar o por no hacerlo (por omisión); es decir la vida del policía vale mucho menos de la de los delincuentes; pues los Derechos Humanos no se han hecho para policías. Entonces señores asambleístas dejen de sacarse los cueros al sol entre compañeros y dedíquense a reformar el famoso COIP, instrumento de servicio de los reos en perjuicio de la gran sociedad civil.

No se trata de endurecer las penas, sino de hacer efectiva la prisión, a efecto al menos de que salgan con sentencia, ya sea cumpliendo la pena o acreditando su inocencia. El usuario de la justicia ya no quiere denunciar siquiera, porque dicen que en la tarde saldrán libres, y esto por supuesto no por acción discrecional de fiscales y jueces, sino por mandato de la ley; así de sencillo. Para el colmo, el reo sabe que no tiene que contratar a un abogado para su defensa, porque el Estado lo designará uno, que por supuesto es pagado por todos nosotros en los que está incluido la víctima…¡qué pintoresco no!. Las reformas a la ley penal son impostergables, pero caramba, con este problema del Padre Tuárez también, no habrá tiempo hasta botarlo de una vez.

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