A pesar de tener 74 años edad, José Lema no pierde las fuerzas para empujar diariamente su triciclo y salir a ofertar jugo de naranja. Esta actividad la desarrolla hace más de tres décadas y gracias a ella ha podido ganarse el sustento económico para mantener a su familia.
Su parada tradicional es en los exteriores de la Unidad Judicial, sitio en el que es reconocido por la mayoría de juristas de Santo Domingo “entran y salen apurados por los trámites que realizan, pero siempre hay tiempo para que prueben el jugo rico y heladito».
Su horario laboral es de 08:00 a 17:00, jornada en la que gana un promedio de 10 dólares, cifra baja pero que en algo le aporta para sus necesidades. Confiesa que sus hijos quieren que ya no salga a vender, pero él no se enseña en casa “ellos me dan la comida, pero yo todavía me siento útil y mientras tenga fuerzas aquí estaré con mis naranjitas».
Personaje
Es oriundo de Riobamba. A los 16 años se comprometió y decidió venir hasta Santo Domingo para empezar una nueva vida. “En ese momento la tierra era barata, logré comprar un terreno en la Rumiñahui y hasta ahora vivo ahí”.
Tiene cuatro hijos y uno de los golpes más duros fue cuando enviudó de su primera mujer. Sin embargo; con el paso del tiempo se volvió a unir y actualmente comparte sus días con una mujer que es menor a él “ella va a cumplir 40 años, es mucha la diferencia pero nos llevamos muy bien».