El arte de Arturo y Katy, una forma de llamar al turismo

Equipos. Arturo y Katy comparten tiempo haciendo lo que les gusta.
Equipos. Arturo y Katy comparten tiempo haciendo lo que les gusta.
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Equipos. Arturo y Katy comparten tiempo haciendo lo que les gusta.
Equipos. Arturo y Katy comparten tiempo haciendo lo que les gusta.
Equipos. Arturo y Katy comparten tiempo haciendo lo que les gusta.
Equipos. Arturo y Katy comparten tiempo haciendo lo que les gusta.
Objetos.  Las figuras de porcelana llaman la atención del turista.
Objetos. Las figuras de porcelana llaman la atención del turista.
Objetos.  Las figuras de porcelana llaman la atención del turista.
Objetos. Las figuras de porcelana llaman la atención del turista.
Objetos.  Las figuras de porcelana llaman la atención del turista.
Objetos. Las figuras de porcelana llaman la atención del turista.
Objetos.  Las figuras de porcelana llaman la atención del turista.
Objetos. Las figuras de porcelana llaman la atención del turista.
Atracción. Hay variedad de productos y para todo bolsillo.
Atracción. Hay variedad de productos y para todo bolsillo.
Atracción. Hay variedad de productos y para todo bolsillo.
Atracción. Hay variedad de productos y para todo bolsillo.
Atracción. Hay variedad de productos y para todo bolsillo.
Atracción. Hay variedad de productos y para todo bolsillo.
Atracción. Hay variedad de productos y para todo bolsillo.
Atracción. Hay variedad de productos y para todo bolsillo.

Su estratégica ubicación, en la falda del cerro Bombolí, le permitió brindar al turista artículos elaborados con cerámica, otros a madera y porcelana, la mayoría son figuras religiosas, también alusivas a la nacionalidad tsáchila.

Arturo Torres, es el encargado de abrir las puertas del Bombolí a las 06:00 y de cerrarlas a las 22:00, él es uno de los pioneros en el sector, llegó hace 18 años con la visión de que su negocio de artesanía diera resultado. “Vi un proyecto futuro, que en los últimos años está dando frutos, valió la pena la espera”, expresó Torres.

Su esposa Katy Panchano también es artista, ella repara todo tipo de figura en cerámica que se ha quebrado, la deja como nueva. “Este trabajo es poco común y eso es lo que nos hace destacar en la región”, dijo.

En el lugar se pueden encontrar imágenes religiosas como de la Virgen de El Cisne, San Antonio, San Miguel Arcángel, Jesucristo. La obra ‘la última cena’ en alto relieve no pasa desapercibida ante los ojos de los devotos que suben y bajan por lo menos una vez por semana. Los tamaños y los precios también son muy variados van desde 2,50 hasta 30 dólares.

Aunque predominan las relacionadas con temas religiosos los esposos creyeron conveniente tener detalles variados con figuras de animales (algunas sirven de alcancía) y adornos para el hogar, que puedan servir como regalo en cualquier ocasión del año.

Crecimiento de a poco

Cuando montaron su negocio, el cerro Bombolí lucía lleno de maleza, las calles eran de tierra y la inseguridad el pan de cada día. Arturo fue parte del cambio, cuenta que desde la construcción del Santuario de la Virgen de El Cisne las cosas empezaron a mejorar, el piso fue cambiado por adoquines de colores, se volvió un lugar seguro y el comercio empezó a florecer junto con la naturaleza que rodea el Bombolí.

La familia Torres bautizaron a su negocio como ‘Artesanías Bombolí’, incluyeron también artículos de supermercado para dar una mejor atención al turista. Se puede conseguir desde agua para quienes practican el deporte o simplemente les produce cansancio la subida, hay dulces, y toda clase de snacks.

Es así que Arturo y Katy se han ganado el cariño de los vecinos y de los turistas que además de llevar recuerdos del Bombolí tienen a un par de amigos que los pude auxiliar en cualquier dificultad. (DA)

Modelo

Ellos sirvieron de motivación para que en la cima del Bombolí también se mueva el comercio, son 16 artesanos que se turnan cada fin de semana para ofertar sus diferentes productos. Los puestos se abren los sábados y domingos de 16:00 a 22:00, aquí se hallan los dulces manabitas, artesanías tsáchilas, plantas y bocaditos, tejidos y mucho más.

Dato.

La pareja lleva 18 años cuidando las faldas del Bombolí.

Su estratégica ubicación, en la falda del cerro Bombolí, le permitió brindar al turista artículos elaborados con cerámica, otros a madera y porcelana, la mayoría son figuras religiosas, también alusivas a la nacionalidad tsáchila.

Arturo Torres, es el encargado de abrir las puertas del Bombolí a las 06:00 y de cerrarlas a las 22:00, él es uno de los pioneros en el sector, llegó hace 18 años con la visión de que su negocio de artesanía diera resultado. “Vi un proyecto futuro, que en los últimos años está dando frutos, valió la pena la espera”, expresó Torres.

Su esposa Katy Panchano también es artista, ella repara todo tipo de figura en cerámica que se ha quebrado, la deja como nueva. “Este trabajo es poco común y eso es lo que nos hace destacar en la región”, dijo.

En el lugar se pueden encontrar imágenes religiosas como de la Virgen de El Cisne, San Antonio, San Miguel Arcángel, Jesucristo. La obra ‘la última cena’ en alto relieve no pasa desapercibida ante los ojos de los devotos que suben y bajan por lo menos una vez por semana. Los tamaños y los precios también son muy variados van desde 2,50 hasta 30 dólares.

Aunque predominan las relacionadas con temas religiosos los esposos creyeron conveniente tener detalles variados con figuras de animales (algunas sirven de alcancía) y adornos para el hogar, que puedan servir como regalo en cualquier ocasión del año.

Crecimiento de a poco

Cuando montaron su negocio, el cerro Bombolí lucía lleno de maleza, las calles eran de tierra y la inseguridad el pan de cada día. Arturo fue parte del cambio, cuenta que desde la construcción del Santuario de la Virgen de El Cisne las cosas empezaron a mejorar, el piso fue cambiado por adoquines de colores, se volvió un lugar seguro y el comercio empezó a florecer junto con la naturaleza que rodea el Bombolí.

La familia Torres bautizaron a su negocio como ‘Artesanías Bombolí’, incluyeron también artículos de supermercado para dar una mejor atención al turista. Se puede conseguir desde agua para quienes practican el deporte o simplemente les produce cansancio la subida, hay dulces, y toda clase de snacks.

Es así que Arturo y Katy se han ganado el cariño de los vecinos y de los turistas que además de llevar recuerdos del Bombolí tienen a un par de amigos que los pude auxiliar en cualquier dificultad. (DA)

Modelo

Ellos sirvieron de motivación para que en la cima del Bombolí también se mueva el comercio, son 16 artesanos que se turnan cada fin de semana para ofertar sus diferentes productos. Los puestos se abren los sábados y domingos de 16:00 a 22:00, aquí se hallan los dulces manabitas, artesanías tsáchilas, plantas y bocaditos, tejidos y mucho más.

Dato.

La pareja lleva 18 años cuidando las faldas del Bombolí.

Su estratégica ubicación, en la falda del cerro Bombolí, le permitió brindar al turista artículos elaborados con cerámica, otros a madera y porcelana, la mayoría son figuras religiosas, también alusivas a la nacionalidad tsáchila.

Arturo Torres, es el encargado de abrir las puertas del Bombolí a las 06:00 y de cerrarlas a las 22:00, él es uno de los pioneros en el sector, llegó hace 18 años con la visión de que su negocio de artesanía diera resultado. “Vi un proyecto futuro, que en los últimos años está dando frutos, valió la pena la espera”, expresó Torres.

Su esposa Katy Panchano también es artista, ella repara todo tipo de figura en cerámica que se ha quebrado, la deja como nueva. “Este trabajo es poco común y eso es lo que nos hace destacar en la región”, dijo.

En el lugar se pueden encontrar imágenes religiosas como de la Virgen de El Cisne, San Antonio, San Miguel Arcángel, Jesucristo. La obra ‘la última cena’ en alto relieve no pasa desapercibida ante los ojos de los devotos que suben y bajan por lo menos una vez por semana. Los tamaños y los precios también son muy variados van desde 2,50 hasta 30 dólares.

Aunque predominan las relacionadas con temas religiosos los esposos creyeron conveniente tener detalles variados con figuras de animales (algunas sirven de alcancía) y adornos para el hogar, que puedan servir como regalo en cualquier ocasión del año.

Crecimiento de a poco

Cuando montaron su negocio, el cerro Bombolí lucía lleno de maleza, las calles eran de tierra y la inseguridad el pan de cada día. Arturo fue parte del cambio, cuenta que desde la construcción del Santuario de la Virgen de El Cisne las cosas empezaron a mejorar, el piso fue cambiado por adoquines de colores, se volvió un lugar seguro y el comercio empezó a florecer junto con la naturaleza que rodea el Bombolí.

La familia Torres bautizaron a su negocio como ‘Artesanías Bombolí’, incluyeron también artículos de supermercado para dar una mejor atención al turista. Se puede conseguir desde agua para quienes practican el deporte o simplemente les produce cansancio la subida, hay dulces, y toda clase de snacks.

Es así que Arturo y Katy se han ganado el cariño de los vecinos y de los turistas que además de llevar recuerdos del Bombolí tienen a un par de amigos que los pude auxiliar en cualquier dificultad. (DA)

Modelo

Ellos sirvieron de motivación para que en la cima del Bombolí también se mueva el comercio, son 16 artesanos que se turnan cada fin de semana para ofertar sus diferentes productos. Los puestos se abren los sábados y domingos de 16:00 a 22:00, aquí se hallan los dulces manabitas, artesanías tsáchilas, plantas y bocaditos, tejidos y mucho más.

Dato.

La pareja lleva 18 años cuidando las faldas del Bombolí.

Su estratégica ubicación, en la falda del cerro Bombolí, le permitió brindar al turista artículos elaborados con cerámica, otros a madera y porcelana, la mayoría son figuras religiosas, también alusivas a la nacionalidad tsáchila.

Arturo Torres, es el encargado de abrir las puertas del Bombolí a las 06:00 y de cerrarlas a las 22:00, él es uno de los pioneros en el sector, llegó hace 18 años con la visión de que su negocio de artesanía diera resultado. “Vi un proyecto futuro, que en los últimos años está dando frutos, valió la pena la espera”, expresó Torres.

Su esposa Katy Panchano también es artista, ella repara todo tipo de figura en cerámica que se ha quebrado, la deja como nueva. “Este trabajo es poco común y eso es lo que nos hace destacar en la región”, dijo.

En el lugar se pueden encontrar imágenes religiosas como de la Virgen de El Cisne, San Antonio, San Miguel Arcángel, Jesucristo. La obra ‘la última cena’ en alto relieve no pasa desapercibida ante los ojos de los devotos que suben y bajan por lo menos una vez por semana. Los tamaños y los precios también son muy variados van desde 2,50 hasta 30 dólares.

Aunque predominan las relacionadas con temas religiosos los esposos creyeron conveniente tener detalles variados con figuras de animales (algunas sirven de alcancía) y adornos para el hogar, que puedan servir como regalo en cualquier ocasión del año.

Crecimiento de a poco

Cuando montaron su negocio, el cerro Bombolí lucía lleno de maleza, las calles eran de tierra y la inseguridad el pan de cada día. Arturo fue parte del cambio, cuenta que desde la construcción del Santuario de la Virgen de El Cisne las cosas empezaron a mejorar, el piso fue cambiado por adoquines de colores, se volvió un lugar seguro y el comercio empezó a florecer junto con la naturaleza que rodea el Bombolí.

La familia Torres bautizaron a su negocio como ‘Artesanías Bombolí’, incluyeron también artículos de supermercado para dar una mejor atención al turista. Se puede conseguir desde agua para quienes practican el deporte o simplemente les produce cansancio la subida, hay dulces, y toda clase de snacks.

Es así que Arturo y Katy se han ganado el cariño de los vecinos y de los turistas que además de llevar recuerdos del Bombolí tienen a un par de amigos que los pude auxiliar en cualquier dificultad. (DA)

Modelo

Ellos sirvieron de motivación para que en la cima del Bombolí también se mueva el comercio, son 16 artesanos que se turnan cada fin de semana para ofertar sus diferentes productos. Los puestos se abren los sábados y domingos de 16:00 a 22:00, aquí se hallan los dulces manabitas, artesanías tsáchilas, plantas y bocaditos, tejidos y mucho más.

Dato.

La pareja lleva 18 años cuidando las faldas del Bombolí.