José, el ‘coquero’ de la vía

Trabajo. Desde muy temprano José Bravo se ubica en la entrada a San Jacinto para ejercer su trabajo.
Trabajo. Desde muy temprano José Bravo se ubica en la entrada a San Jacinto para ejercer su trabajo.
Trabajo. Desde muy temprano José Bravo se ubica en la entrada a San Jacinto para ejercer su trabajo.
Trabajo. Desde muy temprano José Bravo se ubica en la entrada a San Jacinto para ejercer su trabajo.
Trabajo. Desde muy temprano José Bravo se ubica en la entrada a San Jacinto para ejercer su trabajo.
Trabajo. Desde muy temprano José Bravo se ubica en la entrada a San Jacinto para ejercer su trabajo.
Trabajo. Desde muy temprano José Bravo se ubica en la entrada a San Jacinto para ejercer su trabajo.
Trabajo. Desde muy temprano José Bravo se ubica en la entrada a San Jacinto para ejercer su trabajo.

El segundo muro que se ubica en el kilómetro 9 de la vía Santo Domingo-El Carmen ha sido durante 15 años la sede laboral de José Bravo Holguín, quien desde muy temprano se ubica en el lugar para ofertar agua y pipa de coco.

Trabaja todos los días de la semana en el mismo punto. Su jornada empieza a las 07:00 y finaliza a las 17:00, posteriormente se dirige a su vivienda, ubicada en la urbanización Ciudad Verde, para compartir con sus seres queridos “el negocio me roba mucho tiempo, pero siempre trato de darme un espacio al final del día para conversar con mi familia”.

Recuerda que cuando inició la vía aún era de dos carriles y presentaba muchos baches sobre la calzada; situación que generaba inconvenientes a los conductores “siempre paraban aquí para refrescarse y lamentarse a la vez”.

El ‘coquerito’ como lo conocen en la zona dijo que el producto le llega a su punto de trabajo, principalmente desde la provincia de Manabí. Cuando el día es bondadoso vende un aproximado de 80 pipas, “en invierno baja el negocio pero sí se saca para la comidita”, expresó.

El segundo muro que se ubica en el kilómetro 9 de la vía Santo Domingo-El Carmen ha sido durante 15 años la sede laboral de José Bravo Holguín, quien desde muy temprano se ubica en el lugar para ofertar agua y pipa de coco.

Trabaja todos los días de la semana en el mismo punto. Su jornada empieza a las 07:00 y finaliza a las 17:00, posteriormente se dirige a su vivienda, ubicada en la urbanización Ciudad Verde, para compartir con sus seres queridos “el negocio me roba mucho tiempo, pero siempre trato de darme un espacio al final del día para conversar con mi familia”.

Recuerda que cuando inició la vía aún era de dos carriles y presentaba muchos baches sobre la calzada; situación que generaba inconvenientes a los conductores “siempre paraban aquí para refrescarse y lamentarse a la vez”.

El ‘coquerito’ como lo conocen en la zona dijo que el producto le llega a su punto de trabajo, principalmente desde la provincia de Manabí. Cuando el día es bondadoso vende un aproximado de 80 pipas, “en invierno baja el negocio pero sí se saca para la comidita”, expresó.

El segundo muro que se ubica en el kilómetro 9 de la vía Santo Domingo-El Carmen ha sido durante 15 años la sede laboral de José Bravo Holguín, quien desde muy temprano se ubica en el lugar para ofertar agua y pipa de coco.

Trabaja todos los días de la semana en el mismo punto. Su jornada empieza a las 07:00 y finaliza a las 17:00, posteriormente se dirige a su vivienda, ubicada en la urbanización Ciudad Verde, para compartir con sus seres queridos “el negocio me roba mucho tiempo, pero siempre trato de darme un espacio al final del día para conversar con mi familia”.

Recuerda que cuando inició la vía aún era de dos carriles y presentaba muchos baches sobre la calzada; situación que generaba inconvenientes a los conductores “siempre paraban aquí para refrescarse y lamentarse a la vez”.

El ‘coquerito’ como lo conocen en la zona dijo que el producto le llega a su punto de trabajo, principalmente desde la provincia de Manabí. Cuando el día es bondadoso vende un aproximado de 80 pipas, “en invierno baja el negocio pero sí se saca para la comidita”, expresó.

El segundo muro que se ubica en el kilómetro 9 de la vía Santo Domingo-El Carmen ha sido durante 15 años la sede laboral de José Bravo Holguín, quien desde muy temprano se ubica en el lugar para ofertar agua y pipa de coco.

Trabaja todos los días de la semana en el mismo punto. Su jornada empieza a las 07:00 y finaliza a las 17:00, posteriormente se dirige a su vivienda, ubicada en la urbanización Ciudad Verde, para compartir con sus seres queridos “el negocio me roba mucho tiempo, pero siempre trato de darme un espacio al final del día para conversar con mi familia”.

Recuerda que cuando inició la vía aún era de dos carriles y presentaba muchos baches sobre la calzada; situación que generaba inconvenientes a los conductores “siempre paraban aquí para refrescarse y lamentarse a la vez”.

El ‘coquerito’ como lo conocen en la zona dijo que el producto le llega a su punto de trabajo, principalmente desde la provincia de Manabí. Cuando el día es bondadoso vende un aproximado de 80 pipas, “en invierno baja el negocio pero sí se saca para la comidita”, expresó.

Más de él

Tiene 52 años de edad. Es oriundo del cantón Sucre, provincia de Manabí, pero hace más de tres décadas escogió a Santo Domingo para radicarse de manera definitiva “al principio fue duro. Recuerdo que llegué a trabajar en el campo, posteriormente estuve como despachador de gasolina y otras empresas privadas hasta que decidí instalar mi propio negocio”.

La vida le ha regalado cuatro hijos, todos mayores de edad. Con mucha alegría expresa el sentimiento y respeto que rige con su esposa, a pesar de no coincidir en muchas cosas “ella es testigo de jehová, yo no. Sin embargo; nos comprendemos mucho que en ocasiones yo mismo la acompaño al culto”. (JD)

DATO

Hace 15 años se dedica a la venta de coco.

Más de él

Tiene 52 años de edad. Es oriundo del cantón Sucre, provincia de Manabí, pero hace más de tres décadas escogió a Santo Domingo para radicarse de manera definitiva “al principio fue duro. Recuerdo que llegué a trabajar en el campo, posteriormente estuve como despachador de gasolina y otras empresas privadas hasta que decidí instalar mi propio negocio”.

La vida le ha regalado cuatro hijos, todos mayores de edad. Con mucha alegría expresa el sentimiento y respeto que rige con su esposa, a pesar de no coincidir en muchas cosas “ella es testigo de jehová, yo no. Sin embargo; nos comprendemos mucho que en ocasiones yo mismo la acompaño al culto”. (JD)

DATO

Hace 15 años se dedica a la venta de coco.

Más de él

Tiene 52 años de edad. Es oriundo del cantón Sucre, provincia de Manabí, pero hace más de tres décadas escogió a Santo Domingo para radicarse de manera definitiva “al principio fue duro. Recuerdo que llegué a trabajar en el campo, posteriormente estuve como despachador de gasolina y otras empresas privadas hasta que decidí instalar mi propio negocio”.

La vida le ha regalado cuatro hijos, todos mayores de edad. Con mucha alegría expresa el sentimiento y respeto que rige con su esposa, a pesar de no coincidir en muchas cosas “ella es testigo de jehová, yo no. Sin embargo; nos comprendemos mucho que en ocasiones yo mismo la acompaño al culto”. (JD)

DATO

Hace 15 años se dedica a la venta de coco.

Más de él

Tiene 52 años de edad. Es oriundo del cantón Sucre, provincia de Manabí, pero hace más de tres décadas escogió a Santo Domingo para radicarse de manera definitiva “al principio fue duro. Recuerdo que llegué a trabajar en el campo, posteriormente estuve como despachador de gasolina y otras empresas privadas hasta que decidí instalar mi propio negocio”.

La vida le ha regalado cuatro hijos, todos mayores de edad. Con mucha alegría expresa el sentimiento y respeto que rige con su esposa, a pesar de no coincidir en muchas cosas “ella es testigo de jehová, yo no. Sin embargo; nos comprendemos mucho que en ocasiones yo mismo la acompaño al culto”. (JD)

DATO

Hace 15 años se dedica a la venta de coco.