Injustificable violencia sexual

Durante las protestas de octubre varias mujeres policías fueron secuestradas por turbas de manifestantes e indígenas. Ante la Comisión de la Asamblea Nacional que investiga los hechos, dos de ellas denunciaron que se violaron sus derechos a la integridad y a la dignidad, no como miembros de las fuerzas del orden, sino como mujeres.

Fueron manoseadas, despojadas de sus uniformes y amenazadas con ser violadas. Es decir, víctimas de violencia sexual. El hecho de que pertenezcan a las fuerzas del orden, no es justificación para el silencio e indiferencia de la sociedad.

¿Dónde están las feministas, las organizaciones de Derechos Humanos y las de defensa de la mujer que se rasgaron las vestiduras cuando Correa llamó “gordita horrorosa” a Sandra Ochoa? ¿Dónde están los que se llenan la boca denunciando femicidios, violaciones y la cosificación de la mujer?

Nada dicen las ONGs, la Defensoría del Pueblo ni las organizaciones sociales, pero lo ha dicho hasta la saciedad la CIDH: la tortura sexual física o psicológica y los tratos crueles, inhumanos o degradantes están prohibidos por el Derecho Internacional. Una prohibición “absoluta e inderogable”. El silencio ante las denuncias de la sargento Amparo Segovia y la policía María José Baque es intolerable.

La Convención Interamericana para ‘Prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer’, exige al Estado investigar estos casos y sancionar a los responsables. Nos solidarizamos con estas y todas las mujeres que sufren manoseos y vejaciones, a vista y paciencia de una sociedad que piensa que los Derechos Humanos pertenecen solo a grupos de ciertos colores, formas y fondos.


La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada”. Soren Kierkegaard Filósofo danés (1813-1855)La razón es esclava de la pasión”. Fiódor Dostoyevski Novelista ruso (1821-1881)

Durante las protestas de octubre varias mujeres policías fueron secuestradas por turbas de manifestantes e indígenas. Ante la Comisión de la Asamblea Nacional que investiga los hechos, dos de ellas denunciaron que se violaron sus derechos a la integridad y a la dignidad, no como miembros de las fuerzas del orden, sino como mujeres.

Fueron manoseadas, despojadas de sus uniformes y amenazadas con ser violadas. Es decir, víctimas de violencia sexual. El hecho de que pertenezcan a las fuerzas del orden, no es justificación para el silencio e indiferencia de la sociedad.

¿Dónde están las feministas, las organizaciones de Derechos Humanos y las de defensa de la mujer que se rasgaron las vestiduras cuando Correa llamó “gordita horrorosa” a Sandra Ochoa? ¿Dónde están los que se llenan la boca denunciando femicidios, violaciones y la cosificación de la mujer?

Nada dicen las ONGs, la Defensoría del Pueblo ni las organizaciones sociales, pero lo ha dicho hasta la saciedad la CIDH: la tortura sexual física o psicológica y los tratos crueles, inhumanos o degradantes están prohibidos por el Derecho Internacional. Una prohibición “absoluta e inderogable”. El silencio ante las denuncias de la sargento Amparo Segovia y la policía María José Baque es intolerable.

La Convención Interamericana para ‘Prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer’, exige al Estado investigar estos casos y sancionar a los responsables. Nos solidarizamos con estas y todas las mujeres que sufren manoseos y vejaciones, a vista y paciencia de una sociedad que piensa que los Derechos Humanos pertenecen solo a grupos de ciertos colores, formas y fondos.


La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada”. Soren Kierkegaard Filósofo danés (1813-1855)La razón es esclava de la pasión”. Fiódor Dostoyevski Novelista ruso (1821-1881)

Durante las protestas de octubre varias mujeres policías fueron secuestradas por turbas de manifestantes e indígenas. Ante la Comisión de la Asamblea Nacional que investiga los hechos, dos de ellas denunciaron que se violaron sus derechos a la integridad y a la dignidad, no como miembros de las fuerzas del orden, sino como mujeres.

Fueron manoseadas, despojadas de sus uniformes y amenazadas con ser violadas. Es decir, víctimas de violencia sexual. El hecho de que pertenezcan a las fuerzas del orden, no es justificación para el silencio e indiferencia de la sociedad.

¿Dónde están las feministas, las organizaciones de Derechos Humanos y las de defensa de la mujer que se rasgaron las vestiduras cuando Correa llamó “gordita horrorosa” a Sandra Ochoa? ¿Dónde están los que se llenan la boca denunciando femicidios, violaciones y la cosificación de la mujer?

Nada dicen las ONGs, la Defensoría del Pueblo ni las organizaciones sociales, pero lo ha dicho hasta la saciedad la CIDH: la tortura sexual física o psicológica y los tratos crueles, inhumanos o degradantes están prohibidos por el Derecho Internacional. Una prohibición “absoluta e inderogable”. El silencio ante las denuncias de la sargento Amparo Segovia y la policía María José Baque es intolerable.

La Convención Interamericana para ‘Prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer’, exige al Estado investigar estos casos y sancionar a los responsables. Nos solidarizamos con estas y todas las mujeres que sufren manoseos y vejaciones, a vista y paciencia de una sociedad que piensa que los Derechos Humanos pertenecen solo a grupos de ciertos colores, formas y fondos.


La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada”. Soren Kierkegaard Filósofo danés (1813-1855)La razón es esclava de la pasión”. Fiódor Dostoyevski Novelista ruso (1821-1881)

Durante las protestas de octubre varias mujeres policías fueron secuestradas por turbas de manifestantes e indígenas. Ante la Comisión de la Asamblea Nacional que investiga los hechos, dos de ellas denunciaron que se violaron sus derechos a la integridad y a la dignidad, no como miembros de las fuerzas del orden, sino como mujeres.

Fueron manoseadas, despojadas de sus uniformes y amenazadas con ser violadas. Es decir, víctimas de violencia sexual. El hecho de que pertenezcan a las fuerzas del orden, no es justificación para el silencio e indiferencia de la sociedad.

¿Dónde están las feministas, las organizaciones de Derechos Humanos y las de defensa de la mujer que se rasgaron las vestiduras cuando Correa llamó “gordita horrorosa” a Sandra Ochoa? ¿Dónde están los que se llenan la boca denunciando femicidios, violaciones y la cosificación de la mujer?

Nada dicen las ONGs, la Defensoría del Pueblo ni las organizaciones sociales, pero lo ha dicho hasta la saciedad la CIDH: la tortura sexual física o psicológica y los tratos crueles, inhumanos o degradantes están prohibidos por el Derecho Internacional. Una prohibición “absoluta e inderogable”. El silencio ante las denuncias de la sargento Amparo Segovia y la policía María José Baque es intolerable.

La Convención Interamericana para ‘Prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer’, exige al Estado investigar estos casos y sancionar a los responsables. Nos solidarizamos con estas y todas las mujeres que sufren manoseos y vejaciones, a vista y paciencia de una sociedad que piensa que los Derechos Humanos pertenecen solo a grupos de ciertos colores, formas y fondos.


La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada”. Soren Kierkegaard Filósofo danés (1813-1855)La razón es esclava de la pasión”. Fiódor Dostoyevski Novelista ruso (1821-1881)