Las naranjas de Dionisio

Actividad. Un triciclo acompaña a Dionisio todos los días en las ventas.
Actividad. Un triciclo acompaña a Dionisio todos los días en las ventas.
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Actividad. Un triciclo acompaña a Dionisio todos los días en las ventas.
Actividad. Un triciclo acompaña a Dionisio todos los días en las ventas.
Actividad. Un triciclo acompaña a Dionisio todos los días en las ventas.
Actividad. Un triciclo acompaña a Dionisio todos los días en las ventas.
Actividad. Un triciclo acompaña a Dionisio todos los días en las ventas.

Se instala desde muy temprano en la vereda del sector de la vía Quevedo km 4 para comercializar la naranja, fruto natural que se ha convertido en su sustento diario.

Dionisio Torres, de 57 años de edad, se instala a la altura del semáforo, su puesto consta básicamente de un triciclo, lo compró con sus ahorros recaudados durante los tres años que estuvo en España laborando. Sobre el, se apoyan las fundas con seis naranjas ya peladas, algunas permanecen heladas sobre todo en los días soleados, este producto lo vende a un dólar.

Su labor empieza, generalmente, a las 08:00 y termia a las 17.00, lleva ya ocho años dedicado a esta actividad que le ayuda a mantener a su esposa e hijo de 12 años, puesto a que las oportunidades laborales se cerraron cuando perdió uno de sus ojos a causa de la elevación de la presión.

Este microemprendimiento también beneficia al consumidor ya que complementan su dieta con una bebida rica en vitaminas y minerales. “Es un aperitivo sano que antes se vendía más, ahora las personas prefieren los jugos procesados, esperemos que tomen conciencia y ayuden al pequeño empresario y aporten a su salud”, dijo el comerciante.

Quienes lo conocen lo llaman con cariño ‘naranjero’, sus mayores clientes son los vecinos de los locales comerciales, también los conductores que esperan que cambie el semáforo. (DA)

Se instala desde muy temprano en la vereda del sector de la vía Quevedo km 4 para comercializar la naranja, fruto natural que se ha convertido en su sustento diario.

Dionisio Torres, de 57 años de edad, se instala a la altura del semáforo, su puesto consta básicamente de un triciclo, lo compró con sus ahorros recaudados durante los tres años que estuvo en España laborando. Sobre el, se apoyan las fundas con seis naranjas ya peladas, algunas permanecen heladas sobre todo en los días soleados, este producto lo vende a un dólar.

Su labor empieza, generalmente, a las 08:00 y termia a las 17.00, lleva ya ocho años dedicado a esta actividad que le ayuda a mantener a su esposa e hijo de 12 años, puesto a que las oportunidades laborales se cerraron cuando perdió uno de sus ojos a causa de la elevación de la presión.

Este microemprendimiento también beneficia al consumidor ya que complementan su dieta con una bebida rica en vitaminas y minerales. “Es un aperitivo sano que antes se vendía más, ahora las personas prefieren los jugos procesados, esperemos que tomen conciencia y ayuden al pequeño empresario y aporten a su salud”, dijo el comerciante.

Quienes lo conocen lo llaman con cariño ‘naranjero’, sus mayores clientes son los vecinos de los locales comerciales, también los conductores que esperan que cambie el semáforo. (DA)

Se instala desde muy temprano en la vereda del sector de la vía Quevedo km 4 para comercializar la naranja, fruto natural que se ha convertido en su sustento diario.

Dionisio Torres, de 57 años de edad, se instala a la altura del semáforo, su puesto consta básicamente de un triciclo, lo compró con sus ahorros recaudados durante los tres años que estuvo en España laborando. Sobre el, se apoyan las fundas con seis naranjas ya peladas, algunas permanecen heladas sobre todo en los días soleados, este producto lo vende a un dólar.

Su labor empieza, generalmente, a las 08:00 y termia a las 17.00, lleva ya ocho años dedicado a esta actividad que le ayuda a mantener a su esposa e hijo de 12 años, puesto a que las oportunidades laborales se cerraron cuando perdió uno de sus ojos a causa de la elevación de la presión.

Este microemprendimiento también beneficia al consumidor ya que complementan su dieta con una bebida rica en vitaminas y minerales. “Es un aperitivo sano que antes se vendía más, ahora las personas prefieren los jugos procesados, esperemos que tomen conciencia y ayuden al pequeño empresario y aporten a su salud”, dijo el comerciante.

Quienes lo conocen lo llaman con cariño ‘naranjero’, sus mayores clientes son los vecinos de los locales comerciales, también los conductores que esperan que cambie el semáforo. (DA)

Se instala desde muy temprano en la vereda del sector de la vía Quevedo km 4 para comercializar la naranja, fruto natural que se ha convertido en su sustento diario.

Dionisio Torres, de 57 años de edad, se instala a la altura del semáforo, su puesto consta básicamente de un triciclo, lo compró con sus ahorros recaudados durante los tres años que estuvo en España laborando. Sobre el, se apoyan las fundas con seis naranjas ya peladas, algunas permanecen heladas sobre todo en los días soleados, este producto lo vende a un dólar.

Su labor empieza, generalmente, a las 08:00 y termia a las 17.00, lleva ya ocho años dedicado a esta actividad que le ayuda a mantener a su esposa e hijo de 12 años, puesto a que las oportunidades laborales se cerraron cuando perdió uno de sus ojos a causa de la elevación de la presión.

Este microemprendimiento también beneficia al consumidor ya que complementan su dieta con una bebida rica en vitaminas y minerales. “Es un aperitivo sano que antes se vendía más, ahora las personas prefieren los jugos procesados, esperemos que tomen conciencia y ayuden al pequeño empresario y aporten a su salud”, dijo el comerciante.

Quienes lo conocen lo llaman con cariño ‘naranjero’, sus mayores clientes son los vecinos de los locales comerciales, también los conductores que esperan que cambie el semáforo. (DA)