El moquillo pone en riesgo a tigrillos del país

AFECTACIÓN. El bebé ‘Thor’ ingresó con heridas de machete y quemaduras. (Foto: Cortesía)
AFECTACIÓN. El bebé ‘Thor’ ingresó con heridas de machete y quemaduras. (Foto: Cortesía)
AFECTACIÓN. El bebé ‘Thor’ ingresó con heridas de machete y quemaduras. (Foto: Cortesía)
AFECTACIÓN. El bebé ‘Thor’ ingresó con heridas de machete y quemaduras. (Foto: Cortesía)
AFECTACIÓN. El bebé ‘Thor’ ingresó con heridas de machete y quemaduras. (Foto: Cortesía)
AFECTACIÓN. El bebé ‘Thor’ ingresó con heridas de machete y quemaduras. (Foto: Cortesía)
AFECTACIÓN. El bebé ‘Thor’ ingresó con heridas de machete y quemaduras. (Foto: Cortesía)
AFECTACIÓN. El bebé ‘Thor’ ingresó con heridas de machete y quemaduras. (Foto: Cortesía)

En las últimas ocho semanas han llegado 10 ocelotes (tigrillos) a la Fundación Proyecto Sacha, con sede en Guayaquil, con lesiones, pero además contagiados con virus, como el moquillo, que son propios de los perros y los gatos.

Esta situación es alarmante, asegura la directora de la Fundación, Eliana Molinero. “Esto significa que no existe un buen control de la fauna de compañía en áreas silvestres”.

A esto se suman otros factores ocasionados por el hombre, como la reducción de su hábitat, la ampliación de las zonas agrícolas y urbanas, lo cual ha hecho que estos ejemplares, que según el Libro Rojo de los Mamíferos de Ecuador están catalogados como casi amenazados, sean capturados, atropellados, heridos y quemados. La mayoría de ellos han sido recuperados en Milagro, El Triunfo, San Isidro, Tarifa y Lomas de Sargentillo, todas poblaciones de la Costa.

De acuerdo con el Libro Rojo, editado por Diego Tirira, el ocelote es cazado debido al valor comercial de su piel y también por la afectación a los pobladores locales al matar a sus animales de corral.

Casos que preocupan
Molinero, veterinaria zootecnista y fundadora del Proyecto Sacha, cuenta los casos. El de ‘Ernesto’, el joven tigrillo que murió el 13 de noviembre con quemaduras de segundo y tercer grado, producidas durante la quema de zafra de caña; y el bebé de un mes de edad, que pesa 1,25 kilos, que recibió el pasado 17 un corte de machete en su pata, producido durante un evento de limpieza de terreno.

También llegaron una hembra con su cría, capturados en Lomas de Sargentillo, porque se estaban comiendo aves de corral, lo que demuestra que sus presas naturales están disminuyendo. A la lista se suma un juvenil atropellado; un individuo rescatado en Cañar, que estaba siendo vendido por Internet; mientras que otro fue sometido a eutanacia.

Rehabilitación
Al momento mantienen a siete tigrillos en espera de traslado a centros de rehabilitación para ser liberados. “El problema es que no hay suficientes centros para rehabilitar ocelotes”, explicó la veterinaria.

Estos ejemplares deben ser rehabilitados en áreas grandes con características similares a su entorno natural. “Nuestro objetivo es que los animales vayan a rehabilitación y regresen a su hábitat, pero no siempre es así”, comenta. Algunos han llegado muy mal, con enfermedades metabólicas a causa de la alimentación recibida en cautiverio, que impide su liberación, y terminan sus días en centros de vida silvestre o zoológicos. (CM)

En las últimas ocho semanas han llegado 10 ocelotes (tigrillos) a la Fundación Proyecto Sacha, con sede en Guayaquil, con lesiones, pero además contagiados con virus, como el moquillo, que son propios de los perros y los gatos.

Esta situación es alarmante, asegura la directora de la Fundación, Eliana Molinero. “Esto significa que no existe un buen control de la fauna de compañía en áreas silvestres”.

A esto se suman otros factores ocasionados por el hombre, como la reducción de su hábitat, la ampliación de las zonas agrícolas y urbanas, lo cual ha hecho que estos ejemplares, que según el Libro Rojo de los Mamíferos de Ecuador están catalogados como casi amenazados, sean capturados, atropellados, heridos y quemados. La mayoría de ellos han sido recuperados en Milagro, El Triunfo, San Isidro, Tarifa y Lomas de Sargentillo, todas poblaciones de la Costa.

De acuerdo con el Libro Rojo, editado por Diego Tirira, el ocelote es cazado debido al valor comercial de su piel y también por la afectación a los pobladores locales al matar a sus animales de corral.

Casos que preocupan
Molinero, veterinaria zootecnista y fundadora del Proyecto Sacha, cuenta los casos. El de ‘Ernesto’, el joven tigrillo que murió el 13 de noviembre con quemaduras de segundo y tercer grado, producidas durante la quema de zafra de caña; y el bebé de un mes de edad, que pesa 1,25 kilos, que recibió el pasado 17 un corte de machete en su pata, producido durante un evento de limpieza de terreno.

También llegaron una hembra con su cría, capturados en Lomas de Sargentillo, porque se estaban comiendo aves de corral, lo que demuestra que sus presas naturales están disminuyendo. A la lista se suma un juvenil atropellado; un individuo rescatado en Cañar, que estaba siendo vendido por Internet; mientras que otro fue sometido a eutanacia.

Rehabilitación
Al momento mantienen a siete tigrillos en espera de traslado a centros de rehabilitación para ser liberados. “El problema es que no hay suficientes centros para rehabilitar ocelotes”, explicó la veterinaria.

Estos ejemplares deben ser rehabilitados en áreas grandes con características similares a su entorno natural. “Nuestro objetivo es que los animales vayan a rehabilitación y regresen a su hábitat, pero no siempre es así”, comenta. Algunos han llegado muy mal, con enfermedades metabólicas a causa de la alimentación recibida en cautiverio, que impide su liberación, y terminan sus días en centros de vida silvestre o zoológicos. (CM)

En las últimas ocho semanas han llegado 10 ocelotes (tigrillos) a la Fundación Proyecto Sacha, con sede en Guayaquil, con lesiones, pero además contagiados con virus, como el moquillo, que son propios de los perros y los gatos.

Esta situación es alarmante, asegura la directora de la Fundación, Eliana Molinero. “Esto significa que no existe un buen control de la fauna de compañía en áreas silvestres”.

A esto se suman otros factores ocasionados por el hombre, como la reducción de su hábitat, la ampliación de las zonas agrícolas y urbanas, lo cual ha hecho que estos ejemplares, que según el Libro Rojo de los Mamíferos de Ecuador están catalogados como casi amenazados, sean capturados, atropellados, heridos y quemados. La mayoría de ellos han sido recuperados en Milagro, El Triunfo, San Isidro, Tarifa y Lomas de Sargentillo, todas poblaciones de la Costa.

De acuerdo con el Libro Rojo, editado por Diego Tirira, el ocelote es cazado debido al valor comercial de su piel y también por la afectación a los pobladores locales al matar a sus animales de corral.

Casos que preocupan
Molinero, veterinaria zootecnista y fundadora del Proyecto Sacha, cuenta los casos. El de ‘Ernesto’, el joven tigrillo que murió el 13 de noviembre con quemaduras de segundo y tercer grado, producidas durante la quema de zafra de caña; y el bebé de un mes de edad, que pesa 1,25 kilos, que recibió el pasado 17 un corte de machete en su pata, producido durante un evento de limpieza de terreno.

También llegaron una hembra con su cría, capturados en Lomas de Sargentillo, porque se estaban comiendo aves de corral, lo que demuestra que sus presas naturales están disminuyendo. A la lista se suma un juvenil atropellado; un individuo rescatado en Cañar, que estaba siendo vendido por Internet; mientras que otro fue sometido a eutanacia.

Rehabilitación
Al momento mantienen a siete tigrillos en espera de traslado a centros de rehabilitación para ser liberados. “El problema es que no hay suficientes centros para rehabilitar ocelotes”, explicó la veterinaria.

Estos ejemplares deben ser rehabilitados en áreas grandes con características similares a su entorno natural. “Nuestro objetivo es que los animales vayan a rehabilitación y regresen a su hábitat, pero no siempre es así”, comenta. Algunos han llegado muy mal, con enfermedades metabólicas a causa de la alimentación recibida en cautiverio, que impide su liberación, y terminan sus días en centros de vida silvestre o zoológicos. (CM)

En las últimas ocho semanas han llegado 10 ocelotes (tigrillos) a la Fundación Proyecto Sacha, con sede en Guayaquil, con lesiones, pero además contagiados con virus, como el moquillo, que son propios de los perros y los gatos.

Esta situación es alarmante, asegura la directora de la Fundación, Eliana Molinero. “Esto significa que no existe un buen control de la fauna de compañía en áreas silvestres”.

A esto se suman otros factores ocasionados por el hombre, como la reducción de su hábitat, la ampliación de las zonas agrícolas y urbanas, lo cual ha hecho que estos ejemplares, que según el Libro Rojo de los Mamíferos de Ecuador están catalogados como casi amenazados, sean capturados, atropellados, heridos y quemados. La mayoría de ellos han sido recuperados en Milagro, El Triunfo, San Isidro, Tarifa y Lomas de Sargentillo, todas poblaciones de la Costa.

De acuerdo con el Libro Rojo, editado por Diego Tirira, el ocelote es cazado debido al valor comercial de su piel y también por la afectación a los pobladores locales al matar a sus animales de corral.

Casos que preocupan
Molinero, veterinaria zootecnista y fundadora del Proyecto Sacha, cuenta los casos. El de ‘Ernesto’, el joven tigrillo que murió el 13 de noviembre con quemaduras de segundo y tercer grado, producidas durante la quema de zafra de caña; y el bebé de un mes de edad, que pesa 1,25 kilos, que recibió el pasado 17 un corte de machete en su pata, producido durante un evento de limpieza de terreno.

También llegaron una hembra con su cría, capturados en Lomas de Sargentillo, porque se estaban comiendo aves de corral, lo que demuestra que sus presas naturales están disminuyendo. A la lista se suma un juvenil atropellado; un individuo rescatado en Cañar, que estaba siendo vendido por Internet; mientras que otro fue sometido a eutanacia.

Rehabilitación
Al momento mantienen a siete tigrillos en espera de traslado a centros de rehabilitación para ser liberados. “El problema es que no hay suficientes centros para rehabilitar ocelotes”, explicó la veterinaria.

Estos ejemplares deben ser rehabilitados en áreas grandes con características similares a su entorno natural. “Nuestro objetivo es que los animales vayan a rehabilitación y regresen a su hábitat, pero no siempre es así”, comenta. Algunos han llegado muy mal, con enfermedades metabólicas a causa de la alimentación recibida en cautiverio, que impide su liberación, y terminan sus días en centros de vida silvestre o zoológicos. (CM)