Ciudad o escaparate

Santiago Bravo Sánchez

En el derecho a la ciudad de Lefebvre, el espacio público es concebido como un derecho urbano construido desde una realidad cultural, socioeconómica y política. En él se tejen interacciones sociales complejas entre los individuos y su entorno. Además, éste condiciona la expresión de los derechos de la ciudadanía porque según Jordi Borja “la ciudad es ante todo el espacio público y el espacio público es la ciudad”.

En estos últimos años se ha suscitado un fenómeno interesante sobre el mejoramiento urbano en nuestra ciudad. De tal forma que, la intervención a través de planes urbanísticos ha llegado a convertirse en prioridad política para el GAD municipal actual y pasado. Por ejemplo tenemos los casos del Centro Histórico El Colono, el Parque Infantil, el Circulo de los Continentes, el redondel 20 de octubre, el puente peatonal de la Av. Quito y Río Toachi, las luminarias en la Av. Chone y Av. Quito, por citar algunos.

Estos cambios responden a una lógica monetizadora del espacio público porque se basan en la creencia de mostrar una ciudad agradable para atraer turismo y con ello inversión de todo lado. Por tanto, es administrada en términos de city marketing y con ello se pervierte el sentido de ciudad como un derecho humano.

La noción de Lefebvre en nuestra ciudad no aplica. Solo se la concibe como un escaparate para las empresas privadas y los anuncios que únicamente promocionan el comercio. De modo que, se obvian las necesidades vitales para el ser y la comunidad como la seguridad, estética, ocio, bellas artes, sentido de pertenencia e identidad. A tal punto que, está tan interiorizada la idea que Santo Domingo solo sirve para hacer negocios, pero ¿sirve para vivir?

[email protected]

Santiago Bravo Sánchez

En el derecho a la ciudad de Lefebvre, el espacio público es concebido como un derecho urbano construido desde una realidad cultural, socioeconómica y política. En él se tejen interacciones sociales complejas entre los individuos y su entorno. Además, éste condiciona la expresión de los derechos de la ciudadanía porque según Jordi Borja “la ciudad es ante todo el espacio público y el espacio público es la ciudad”.

En estos últimos años se ha suscitado un fenómeno interesante sobre el mejoramiento urbano en nuestra ciudad. De tal forma que, la intervención a través de planes urbanísticos ha llegado a convertirse en prioridad política para el GAD municipal actual y pasado. Por ejemplo tenemos los casos del Centro Histórico El Colono, el Parque Infantil, el Circulo de los Continentes, el redondel 20 de octubre, el puente peatonal de la Av. Quito y Río Toachi, las luminarias en la Av. Chone y Av. Quito, por citar algunos.

Estos cambios responden a una lógica monetizadora del espacio público porque se basan en la creencia de mostrar una ciudad agradable para atraer turismo y con ello inversión de todo lado. Por tanto, es administrada en términos de city marketing y con ello se pervierte el sentido de ciudad como un derecho humano.

La noción de Lefebvre en nuestra ciudad no aplica. Solo se la concibe como un escaparate para las empresas privadas y los anuncios que únicamente promocionan el comercio. De modo que, se obvian las necesidades vitales para el ser y la comunidad como la seguridad, estética, ocio, bellas artes, sentido de pertenencia e identidad. A tal punto que, está tan interiorizada la idea que Santo Domingo solo sirve para hacer negocios, pero ¿sirve para vivir?

[email protected]

Santiago Bravo Sánchez

En el derecho a la ciudad de Lefebvre, el espacio público es concebido como un derecho urbano construido desde una realidad cultural, socioeconómica y política. En él se tejen interacciones sociales complejas entre los individuos y su entorno. Además, éste condiciona la expresión de los derechos de la ciudadanía porque según Jordi Borja “la ciudad es ante todo el espacio público y el espacio público es la ciudad”.

En estos últimos años se ha suscitado un fenómeno interesante sobre el mejoramiento urbano en nuestra ciudad. De tal forma que, la intervención a través de planes urbanísticos ha llegado a convertirse en prioridad política para el GAD municipal actual y pasado. Por ejemplo tenemos los casos del Centro Histórico El Colono, el Parque Infantil, el Circulo de los Continentes, el redondel 20 de octubre, el puente peatonal de la Av. Quito y Río Toachi, las luminarias en la Av. Chone y Av. Quito, por citar algunos.

Estos cambios responden a una lógica monetizadora del espacio público porque se basan en la creencia de mostrar una ciudad agradable para atraer turismo y con ello inversión de todo lado. Por tanto, es administrada en términos de city marketing y con ello se pervierte el sentido de ciudad como un derecho humano.

La noción de Lefebvre en nuestra ciudad no aplica. Solo se la concibe como un escaparate para las empresas privadas y los anuncios que únicamente promocionan el comercio. De modo que, se obvian las necesidades vitales para el ser y la comunidad como la seguridad, estética, ocio, bellas artes, sentido de pertenencia e identidad. A tal punto que, está tan interiorizada la idea que Santo Domingo solo sirve para hacer negocios, pero ¿sirve para vivir?

[email protected]

Santiago Bravo Sánchez

En el derecho a la ciudad de Lefebvre, el espacio público es concebido como un derecho urbano construido desde una realidad cultural, socioeconómica y política. En él se tejen interacciones sociales complejas entre los individuos y su entorno. Además, éste condiciona la expresión de los derechos de la ciudadanía porque según Jordi Borja “la ciudad es ante todo el espacio público y el espacio público es la ciudad”.

En estos últimos años se ha suscitado un fenómeno interesante sobre el mejoramiento urbano en nuestra ciudad. De tal forma que, la intervención a través de planes urbanísticos ha llegado a convertirse en prioridad política para el GAD municipal actual y pasado. Por ejemplo tenemos los casos del Centro Histórico El Colono, el Parque Infantil, el Circulo de los Continentes, el redondel 20 de octubre, el puente peatonal de la Av. Quito y Río Toachi, las luminarias en la Av. Chone y Av. Quito, por citar algunos.

Estos cambios responden a una lógica monetizadora del espacio público porque se basan en la creencia de mostrar una ciudad agradable para atraer turismo y con ello inversión de todo lado. Por tanto, es administrada en términos de city marketing y con ello se pervierte el sentido de ciudad como un derecho humano.

La noción de Lefebvre en nuestra ciudad no aplica. Solo se la concibe como un escaparate para las empresas privadas y los anuncios que únicamente promocionan el comercio. De modo que, se obvian las necesidades vitales para el ser y la comunidad como la seguridad, estética, ocio, bellas artes, sentido de pertenencia e identidad. A tal punto que, está tan interiorizada la idea que Santo Domingo solo sirve para hacer negocios, pero ¿sirve para vivir?

[email protected]