“LOVING”. Una inspiración para los que se aman de verdad:

Por: Dr. Esp. Hugo Fernando Loján Quinche (M.GS)

Si te enamoras con pasión, lo último que aceptarás es que alguien arrebate esa ilusión. Esta, la épica inspiración de Richard Perry Loving y Mildred Jeter, en su batallada lucha contra el Estado de Virginia. Historia que traemos a colación en el mes de la amistad y sobre todo, en el día del Abogado, que es quien lidia diariamente con facticidades y atrocidades parecidas:

Era 1951 en el Estado de Virginia-Estados Unidos, Richard Perry Loving, ciudadano americano, de raza blanca, con 17 años de edad a cuestas, “enamorado de su vecina”, Mildred Jeter, afro descendiente, de apenas 11 años de edad, por entonces. Ambos esperan hasta 1957, cuando ella cumple 18 años y se trasladan a la capital estadounidense, lugar en el que contraen matrimonio civil, radicándose allí por días nada más.

Al poco tiempo, ya en condición de cónyuges, regresan a su lugar natal: Virginia, con el propósito de arraigarse y fundar una familia. En este sitio son aprehendidos por el Sheriff del condado de Caroline, bajo cargos de violar la Racial Integrity Act de 1924 (Ley de Segregación de Virginia), que prohibía todo matrimonio entre personas clasificadas como “blancas” con personas segregadas como “negras”; son llevado ante el jurado del circuito y acusados de delincuentes por las narrativas anteriores.

Sentencia

Enfrentados al tribunal de juzgamiento los Loving, se niegan a callar su relación amorosa y más bien la publicitan, auto declarándose culpables, persistiendo cada vez más en su vínculo de marido y mujer, aunque eso les conducía a vivir en la cárcel, físicamente separados. La sentencia de condena no se hizo esperar y con ella fueron declarados a mantenerse un año bajo prisión, por la cohabitación “espantosa que se habían promovido [pues] “El todopoderoso Dios ha creado las razas blancas, negras, amarillas, malayas y rojas, y las ha separado en diferentes continentes. El hecho de que separara a las razas nos muestra que Él no pretendía que se mezclaran entre ellas”. Pese a ello, mostrando falsa clemencia, el juzgador ofreció suspender la sentencia, si se iban del Estado y seguían su exilio en otro lado, por lo mínimo 25 años.

Cabe mencionar, que el fallador dictó condena por violación del artículo 20-58 del Código de Virginia (Ley antimestizaje); y pensó que con ello, su actuación estaba bañada de legitimidad. No obstante ¡qué hubo¡ con la Cláusula de Protección Igualitaria y Debido Proceso de la decimocuarta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América, que garantizaba trato no diferenciado por condición racial. Se puede advertir claramente que el tribunal de Virginia tenía al frente un conflicto normativo, de proporciones asimétricas, provocado entre una ley estatal y la Constitución de los Estados Unidos de América; pero hay que decir también, que el constitucionalismo estaba desarrollándose en suelo americano, y no resultaba, para entonces, tan clero, como es hoy, resolver estas antinomias en base al principio lex superior. He ahí las atrocidades del jurado y el tribunal de Virginia en el caso concreto.

Suprema Corte

Lo cierto es que, huyendo de la prisión, los Loving volvieron a la capital; hasta que en 1964, hartos del dolor moral, deciden llevar su caso ante la Suprema Corte, a fin de revisar el inhumano veredicto. Y por fortuna, para ellos y por qué no decirlo para los derechos humanos en general, ya estaba instalada una Corte dinámica, progresista, dotada de nueve jueces de panorámica constitucionalista, por encima de la delgada línea legalista: “La Corte Warrean”, llamada así por la doctrina jurídica ecuatoriana, en honor a su célebre presidente, Earl Warren. Hombre de visión e intelecto racional, que aprobó reformas normativas judiciales a favor de los derechos civiles y de liberación social-racial, que fueron difundidas obligatoriamente para todos los Estados americanos.

El caso “Lovingllega a la Suprema Corte y la sentencia ésta concluye que el fallo A-quo debe ser revocado pues, el matrimonio es uno de los “derechos civiles básicos del hombre, fundamentales para su existencia y sobrevivencia, negar esta libertad fundamental tomando como base una teoría sin fundamentos que tiene como eje central clasificaciones raciales que atentan el principio de igualdad, principio que se encuentra junto al corazón de la decimocuarta enmienda de la Carta Constitucional estadounidense. Estipula[nte] que la libertad de elección a la hora del casamiento no debe ser restringido por discriminaciones raciales; bajo nuestra Constitución, la libertad de casarse o no con una persona de diferente raza reside dentro del individuo y no puede ser infringida por el Estado.” Luego de leer estas líneas, me imagino las emociones alborozadas que habrán sentido los Loving, por triunfar en esta épica batalla; sin saber aún las dimensiones históricas que su caso iba a traer a las futuras generaciones, puesto allí en ese momento se abolieron las leyes de segregación matrimonial dentro del territorio gringo.

TOME NOTA

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Ejemplo

El caso surge como un paradigma constitucional digno de ser recordado en estos tiempos de amistad y, de defensas jurídicas de los derechos humanos, que ejercemos los Abogados en nuestro diario vivir. Este es el ejemplo –digo–, de quien “Lucha por lo justicia, sueña con ella y la defienda como lo que es, un fin que debe comprometer a todo ser humano” (Don Quito de la Mancha)