Líderes políticos de mi ciudad

¿Qué pasa cuando hacemos el esfuerzo por entender – analizar – la realidad local? Pues me perdonan los optimistas desinteresados – que usualmente son los que les da por igual quien les gobierne – los optimistas interesados, los beneficiarios de dicha realidad, los que la defienden, pues ellos, amigo lector, son los que fijan su mirada en una sacrosanta realidad dada por el la fe y la esperanza puesta en un buen “líder” que represente los intereses de todos, ellos.

Yo, pues no soy optimista con la realidad de Santo Domingo, cómo podría serlo con una sociedad clientelar, que se contenta con dádivas y que le es suficiente un parche asfáltico una su calle o vía principal, y no se inmuta con el nivel de pobreza, desempleo, delincuencia, corrupción, con ese 65% de población en condición de pobreza por necesidades insatisfechas, una sociedad que justifica, aún en éste siglo de modernidad, el famoso dicho “no importa que robe con tal que haga obras”; Seguro mis lectores no están en este grupo, pues como lo señalé en mi primera columna de este año, escribo para una minoría.

Cómo poder ser optimista cuando dicha realidad se construye bajo la visión de un “líder” que sufren de miopía política, que dice ser “técnico” y toma sus decisiones desde sus caprichos e intereses personales.. ¿Se puede ser optimista con esa clase de políticos?

Una vez más, si el lector es suspicaz, puede sacar su conclusión de cuantos políticos tenemos así en Santo Domingo. ¡Vamos a incomodar al poder!

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