El VAR y la ética

Carlos Freile

Un personaje ligado al fútbol nacional ha pedido que lo más pronto posible se instale el famoso VAR en nuestra liga. Modestamente expreso mi escepticismo, pues los medios técnicos no eliminan las corruptelas y amaños, basta ver el ejemplo nefasto del fútbol español y la Champions Ligue.

En el primer caso, por citar algunos amaños malolientes, un árbitro no pitó dos penales clarísimos a favor del Real Madrid en contra del Barça (bastaba ver el largo moretón en el muslo de Varane y el claro agarrón no señalado) y el VAR miró para otro lado, en otro encuentro el mismo VAR fue incapaz de mostrar la imagen de un supuesto fuera de juego de Vinicius y lo hizo montando dos fotos, una dentro de la otra. Por casualidad, el árbitro que no pitó los dos penales mencionados festejó un gol del Barça “como si fuera el autor del pase”, conforme testimonio de un colega, con el cual oían juntos la transmisión por radio de otro partido. Por coincidencia, el dueño del canal que transmite el fútbol español es socio del Barça.

Un árbitro español, que prefiero no calificar, no pitó dos penales evidentes a favor de la Juventus (equipo que no me resulta atractivo, por decirlo con suavidad), uno de ellos contra Cristiano Ronaldo. Antes de esperar que el VAR vaya a solucionar las equivocaciones, que de hecho suceden sin malicia, habrá que luchar para que reine siempre la más estricta imparcialidad.

Podemos trasladar el tema del fútbol a la justicia ordinaria: se podrán mejorar sistemas y tecnificar procesos, pero si los jueces prevarican no existe en realidad remedio para nada: las injusticias seguirán favoreciendo a los poderosos y a los amigos, como sucedía ya desde antes de Hammurabi. Lo mismo dígase del sistema de control de elecciones: con los más sofisticados métodos de control y conteo de votos si no reina la honradez en los encargados de dirigir el proceso, nada se conseguirá y seguirá dándose el fraude y el acomodo. El mal no está en las sábanas, sino en el enfermo. Ya lo dije hace bastante tiempo, con cita de Juvenal: “¿Quién vigilará a los vigilantes?”.

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