Lidiando con la pandemia

Es un virus que apareció así de pronto de un momento a otro, sin que nos dé tiempo a estar preparados y enfrentarle, es un gigante que vino a devorar a la humanidad se levanta como un enemigo brutal haciendo daño y trayendo al paso muerte, desolación y tragedia.

Estamos tomando decisiones que jamás pensamos tomarlas, las autoridades a través de los medios de comunicación aconsejan que no salgamos de los hogares diciendo #QuedateEnCasa, para evitar que este mal se propague y sigan falleciendo más personas.

Pero qué pasa con este encierro? Muchos no pueden salir a trabajar y por ende llega el hambre y la necesidad a sus hogares, se sienten impotentes no saben qué hacer, vienen y van de una habitación a otra y en su rostro hay desaliento y frustración, qué decir de la gente que vive del día a día, las empresas sufren las consecuencias de tener a sus empleados sin trabajo, ya que no pueden pagarles a tiempo y a veces se ven obligados a despedirles agravando más la situación de estas personas.

Se acabó la alegría de los niños, los parques infantiles están abandonados, las escuelas han cerrado sus puertas, no hay clases y todo es un caos. El miedo nos asecha aun dentro de nuestros hogares, si algo nos aqueja pensamos que ya estamos contagiados, en fin es una psicosis general.

Qué decir de nuestras familias que no están junto a nosotros, no podemos darles un abrazo personalmente, ni visitarlos, ni compartir las alegrías y tristezas como antes, tan solo nos vemos a través de un celular y si llegan de visita desde la ventana alzamos la mano en señal de un saludo, conservando la distancia reprimiendo nuestros impulsos. Y luego nos preguntamos hasta cuando esta pesadilla? y Dios tiene una respuesta, hasta que el mundo vuelva su mirada a él y nos perdone, se cansó de tanto pecado y quiere un arrepentimiento verdadero y un cambio de vida. Si nuestro corazón cambiara habría muchas bendiciones, quedaría como un mal recuerdo y terminaría así este sufrimiento.