Por ausentarme del país, deseaba en mi último artículo de colaboración con este prestigioso diario, resaltar como médico, las incalculables pérdidas sociales, económicas y de salud que ha impuesto el virus a la humanidad, arrastrando a los más vulnerables, a situaciones de desesperación y hambre, no existiendo a lo largo de la historia, catástrofe alguna, que haya producido tales repercusiones. Existen tantas aristas de confusión a la ciencia médica, que aún desconcierta algunas manifestaciones clínicas, como las producidas en niños y jóvenes, que permanecen sin respuesta; la presentación de la enfermedad como asintomática en más del 30% de la población, es algo que confunde y pone en aprietos a la epidemiologia, perjudicando su control; la espectacular expansión de la enfermedad por el mundo, que ha dejado perplejo a la ciencia, así como los rebrotes constantes, que vuelve a poner en aprietos, a las autoridades sanitarias.
Hoy a la ciencia no le basta codificar el fenómeno como pandemia, pues los hechos demuestran que no solo hay que luchar contra el virus, sino a varias condiciones patológicas que están actuando como factores potencializadores, siendo los responsables de las preocupantes tasas de mortalidad que ocurren, pasando a ser una sindemia, que literalmente, es una convivencia de dos o más enfermedades que interactúan en forma tal para producir un daño mayor en el organismo
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José Manuel Aguilar Reyes
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