Ama

Pablo Ruiz Aguirre

Ama, ama hasta que duelan los huesos, hasta que puedas sentir cada átomo de tu cuerpo, no te preocupes si pasas por el mismo rincón donde recordarás un beso. Ama, ama y camina bajo el mismo farol donde la luz inventaba un juego de sombras con su silueta desprendida. Ama, ama y cae, derrúmbate y ama, asciende amando y vuelve a descender. Ámala a ella, Ámalo a él, ama a quien no quiere ser ni ella, ni el, y solo quiere ser, a quien camina al frente y no tiene nombre para ti, ama al extraño, al enemigo, dale tú un nombre, que no sea Pedro, que no sea María, que no sea artificial, llámalo ser humano.

Ama la relatividad de tu verdad, ama la verdad que se contrapone a la tuya, celebra la discrepancia de criterio y embriágate de sabiduría. Ama, ama el conocimiento y la técnica puesta al servicio de los demás, ten paciencia y determinación para redireccionarlos cuando estos se ponen en servicio de ti mismo, cuando están estancados como un libro en desuso en el rincón de la alcoba, cuando solo pretenden vanidad.

Ama el invierno por la oportunidad de buscar un abrazo ajeno para el abrigo. Ama el riachuelo que te recuerda la fluidez de tu existencia. Ama al pájaro, al águila, a la paloma, que te enseñan a abrir las alas y viajar a lo etéreo, pero también ama al gusano, a la serpiente, al roedor, que esperan aprender a mirar al cielo. Ama el sol, aprende del sol, busca la luz, enseña a ver la luz.

Ama tu falta de independencia del cosmos, ama tu dependencia, eres parte de la lluvia que caerá mañana, eres parte de la abeja que lleva polen, eres parte del beso de los amantes de ayer que hoy ya son desconocidos, eres parte de los versos que a luz de luna el poeta plasma con su nostalgia. Ama entonces tu dependencia del universo, de la vida misma del prójimo, de cada paso tuyo, de cada paso ajeno, del todo.

Ama la causa justa, la causa rebelde, la impropia, la humana, la desprendida, la que vela por todos y no por pocos. Ama a tu patria, a sus jardines y montañas, a su gente y su historia, a la acción que debe ser emprendida por su buenaventura. Ama porque solo cuando el amor se reprime, el odio conquista su lugar. (O)

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