La vida da vueltas

AUTOR: Andrés Pachano

‘Que la vida da vueltas’ es un decir que muchas veces es certeza.

En estos días se suceden con insistencia, calificativos dichos con amargo resentimiento: “se usa a la Contraloría para perseguir políticamente” o “…utilizan a los entes de control para perseguirnos…”, son dos de las afirmaciones predilectas; o, que “han politizado la justicia” se repite sin cesar. A estas afirmaciones, a las que los interesados las dan categoría de verdad absoluta, se suman palabras dichas con remordimiento de sus musculos faciales: que hay persecución, hostigamiento, que abundan las mentiras.

Se lamentan porque “…les atacan por pensar distinto…” y a renglón seguido imprecan el “rechazo a las infamias” y el “exigir un serio compromiso con la honestidad”.

Al oír esto, parecería que hemos retrocedido en el tiempo, a esa época anterior al pasado 24 de mayo cuando se produjo el relevo presidencial. En esos años precedentes, estos eran los reclames expuestos en los corrillos populares y en las columnas de opinión de los pocos periodistas valientes que se enfrentaron al poder casi omnímodo que ejercía imponiendo terror, sin recelo ni reserva, la indolencia e intolerancia, ese sí por el pecado de pensar distinto.

Los pocos asambleístas que quedan de la línea dura del correismo (¿qué quedan?), repiten incesantes adjetivos de esta índole y se duelen con asombro para afirmar que “los medios públicos” otrora en sus manos se dedican a estigmatizar al gobierno pasado “faltando a la verdad” –seguramente a la suya, la que crearon durante el oprobio de diez años-, dicen que esos medios hoy carecen de “ética periodística”, pero ¿antes la tenía?, ¿antes no falseaban la verdad?, es pregunta necesaria.

Aquellos mismo, empeñados en su verdad – al fin de cuentas es su derecho-, como último recurso para evitar una desbandada total de sus adherentes desde su ala dura hacia la otra que se presenta más tolerante, convocan a una asamblea de su propio movimiento e invitan al expresidente a ese conclave; invitación que tiene el inexcusable sabor de la desesperación.

Antes, sin sonrojo se burlaban de esas mismas quejas, hoy sin dolidos y sin sonrojo acuden a ellas.

Si ‘que la vida da vueltas’ .