Venezolanos por doquier

Por: Juan Sebastián Vargas

Desde hace dos años la llegada de venezolanos a nuestro país ha sido galopante, es común hoy en día toparnos con algún llanero trabajando en restaurantes, estaciones de servicio, centros comerciales y hasta de subempleados en las calles vendiendo cualquier cosa que les permita ganar unos pocos dólares para poder subsistir y enviar algo a su destrozada Venezuela.

Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) existen más de 600 mil personas que han salido de Venezuela por los pasos fronterizos, principalmente huyen de la violencia, de la escasez de alimentos y medicinas pero sobre todo de la deplorable calidad de vida en la que se han sumergido desde que Hugo Chávez y su banda se adueñaron del país petrolero que en otros tiempos era ejemplo latinoamericano de bonanza. Su ruta de salida es por la frontera con Colombia, la ciudad de Cúcuta es su primera parada, de ahí su idea es quedarse en ese país o cruzar a Panamá, Ecuador, Perú o Chile y con un poco más de suerte salir para los Estados Unidos.

Nosotros como ecuatorianos y ambateños debemos ser empáticos y simpáticos, entender la situación y apoyar de alguna forma, eso no significa que dejemos a un lado las necesidades laborales de nuestros compatriotas pero es justo que también puedan tener una oportunidad, a fin de cuentas debemos recordar que nosotros pasamos por un problema similar a finales de los 90 cuando una gran parte de ecuatorianos tuvo que emigrar a España por la crisis financiera de la época por lo que deberíamos ser consecuentes, han dejado a sus familias en un país en donde hoy se hace cola para conseguir alimentos y artículos de aseo personal, el 70% son jóvenes entre 18 y 30 años que no tienen otra salida que huir, muchos de ellos son incluso profesionales, de hecho los venezolanos no solo huyen de la pobreza, también lo hacen de la persecución política, pues según la ACNUR entre Enero y Junio de 2017 existieron unas 52 mil solicitudes de asilo en todo el mundo.

En Venezuela el futuro es aún desolador y una eventual recuperación depende de un cambio drástico en lo político, económico y sanitario, lo que seguramente les tomaría hasta una década para poder salir de la profunda crisis.