Estilo obnubilado

Por: Pablo Balarezo

El ser humano, plantea el absurdo como contexto de enseñanza y práctica. El desconcierto asumido de su conformismo, de su obnubilación, de su resignación, de su frustración, talvez, de su agotamiento mental, en fin, del atardecer de su vida, aun en su juventud, porque, la indiferencia rompe el coraje de mirar al norte, la indolencia destroza el afán y valentía para hallar la superación, el éxito, razones superiores, que reemplazan la fe perdida. Corrupción, odio, venganza son sentimientos nocivos envueltos de obscuridad, pero, la esencia de patria, de civismo, de amor a sí mismo despierta a la dignidad, al empoderamiento, que no permite rendirse. El mito de la Caverna de Platón, metáfora que, aparece en su libro La República, describe la relación material con el pensamiento. Concibamos un pequeño recordatorio: Entre luces y sombras de las profundidades de una caverna unos hombres permanecen encadenados, nunca han salido de ella, y, peor, no han tenido la capacidad de mirar hacia atrás, de donde proviene una pequeña luz de una hoguera iluminando el espacio, entre ella y los encadenados hay un muro. Platón equipara este silogismo a las artimañas realizadas por corruptos, tramposos, embaucadores, que se toman el Poder para tender sus embustes, mientras, la ficción de honradez sigue proyectada en el escenario de la vida de los pueblos, muchos de ellos satisfechos por la ignominia infligida. No hay que permanecer encadenados, en las sombras, con miedo, y, a una irrealidad condicionante. Basta de paradigmas dañinos. Cubiertos con el fuego de Prometeo, jurar no ser conformistas, menos acudir a la astucia de Sísifo, que le llevó a empujar cuesta arriba una piedra que, volvía a rodar hacia abajo. Entonces: No hay que dudar acerca de que, es necesario ilustrarse.