Rondalla Ambateña: 30 años

Por: Jaime López

Muchos creyentes dicen que el buen Dios, antes de crear al hombre, construyó los caminos para que su futura creación los transitara y no equivocara el rumbo. Así tuvo que ser. Para muchos seres y civilizaciones, así fue. Revestidos de espíritu y fuerza alcanzaron futuros y destinos, mientras cosechaban en la vida concedida , éxitos y fracasos que no les impedían seguir descifrando senderos y vestir, a veces, el ropaje incómodo de virtudes y defectos, conformando culturas, sociedades, naciones, dentro de la humanidad, entendida como sustantivo y también como adjetivo. Hay que tener capacidad para comprenderla, escalar niveles y acceder al de la cultura social, solidaria y tolerante, que exija la eliminación del egoísmo y no la imposición del subjetivismo. Agruparse divisando objetivos permite clarificar conceptos, seguir enseñando y estar siempre dispuestos a aprender, entonces la sociedad aguarda a quienes cumplieron con estos principios y los convierten en emblemas grupales y paradigmas, los pone a prueba y deben responder sin equivocarse y continuar por el camino que poco a poco ha dejado de ser laberinto, porque está cubierto cariño, alientos y respaldos. Con esta filosofía, en Ambato, hace 30 años se formó una agrupación de música informal, generada por el Maestro Álvaro Manzano y su ilusión de llenar las calles de su ciudad, de alegría, canto y música ancestral, invitando a los ambateños a integrarse en el canto general. Formó a la Rondalla Ambateña y dentro de ella germinaron los principios de una humana condición muy especial, matizada por notas y arpegios cultivados con perseverancia, sacrificio y amistad. Muchos escenarios nacionales y extranjeros y el cariño de sus públicos han disfrutado de esta ofrenda, reviviendo juntos las canciones y ritmos, nacionales y de otros países, que habían palidecido porque el apetito cultural también ha cambiado, enfrentado con los rigores de la globalización. Algunas composiciones musicales de maestros ecuatorianos, son hoy himnos que la Rondalla Ambateña los convirtió en símbolos patrimoniales. Sus integrantes guardan dentro de si, el sano orgullo por esta labor desplegada en treinta años de vigorizar la cultura del canto coral. Esperan seguir, para ello se ganaron el cariño popular.