José Luis Macas: De borradores y ‘borramientos’

ACCIÓN. El artista durante una de sus intervenciones. (Fotos: Archivo José Luis Macas)
ACCIÓN. El artista durante una de sus intervenciones. (Fotos: Archivo José Luis Macas)

Susana Freire García

En 2015, en este suplemento, publiqué el artículo ‘La Borradora reaparece’, donde aludía a un ‘grafiti’ realizado en la esquina de las calles Rocafuerte e Imbabura (‘Esquina de las almas’), en el Centro Histórico de Quito, y que tenía como protagonista a la Virgen de la leyenda.

Realmente, era una obra de arte muy sugerente, por lo que escribí sobre la misma con total desconocimiento de quién la había realizado.

Ahora, estas líneas se escriben luego de que el autor de la obra tomará contacto conmigo. Él me invitaba, por entonces, que visite una exposición en el Centro Cultural PUCE (que estuvo hasta finales del pasado enero), donde se podía apreciar su obra.

Quedé gratamente sorprendida con esta situación y, para mis adentros, no pude evitar creer que se trataba de una travesura de ‘Nuestra Señora La Borradora’.

Macas: en borrador

El artista es José Luis Macas (Quito, 1983), quien dirige el espacio alterno Chawpi Laboratorio de Creación, sitio que sirve como punto de encuentro.

El diálogo arrancó con mi curiosidad por cómo había surgido su vocación por el arte, algo que nació, según sus palabras, por la mezcla de temperamento, curiosidad y un nexo forjado tempranamente con el centro de Quito (nació y creció cerca de la iglesia La Merced), la que marcó sin duda el derrotero a seguir en los años posteriores.

Su innata sensibilidad le llevó a formarse en distintas áreas (dibujo y pintura), hasta terminar en la Academia Real de Bellas Artes (Bruselas), donde obtuvo una Maestría de Arte en el Espacio Público y Multimedia.

De regreso al país, en 2012, tuvo la suerte de integrarse en distintas dinámicas, entre esas las de dictar clases en la Universidad Católica del Ecuador, donde brinda la cátedra ‘Introducción a la práctica de la instalación’, además de fortalecer su trabajo artístico desde diversas fuentes.

Una de ellas es, precisamente, la serie ‘Borradores’: un conjunto de acciones-intervenciones en espacios urbanos, utilizando al borrador como herramienta de dibujo en muros cargados de smog (el borrador se vincula con la idea del arte efímero y del desapego, y en este sentido tanto la fotografía, el video o la página web, son las herramientas que permiten contar con alguna clase de registro).

Primeras borradas

La primera intervención de esta serie fue ‘Yasuní’ (enero 2014), como parte de una invitación del Centro Cultural La Caracola que funcionaba en San Marcos.

A través de su obra optó por una práctica de dibujo en el espacio público para promover una reflexión en los espectadores sobre el tema de los derechos de la naturaleza, utilizando el lenguaje de señas y la palabra ‘Yasuní’ sobre una pared llena de smog perteneciente a la casa donde funciona ‘Los Caldos de Edelmira Morales’ en la calle Montúfar, en Quito (como anécdota cuenta que la dueña del negocio estaba muy contenta con su trabajo, al punto que le pidió que le dibujase un par de gallinas encima de la puerta).

La segunda intervención fue dentro del Festival de Arte Público en Ambato (invitación de Central Dogma, en noviembre 2014). Allí retomó el término ‘chixi’ (‘cheje’) de la lengua aymara (que significa manchado), y que es muy usado por la socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicangui para entender al mestizaje colonial andino no como una lucha de contrarios, sino como una complementariedad entre la herencia europea y la andina. Puso en valor esta vertiente de pensamiento en la calle 13 de Abril de Ambato, donde nuevamente usó el lenguaje de señas.

La tercera intervención fue acerca de ‘Nuestra Señora La Borradora’ (dentro del Encuentro Arte Acción Quito-Lima 2015), que tuvo como fuente de inspiración una visita que realizó a la iglesia San Roque. La atenta observación del cuadro sobre el milagro de la Virgen del Rosario, motivó a que realizara su propia versión de los hechos a través de la imagen de una Virgen chola, cuyo rosario termina con una chacana y que está acompañada de un texto que tuvo varios trasfondos (como anécdota cuenta que algunos vecinos empezaron a colocar velas frente a esta imagen).

‘Borradores’ tuvo dos intervenciones más: una en Cuenca (Festival de Arte en Acción 2015) con la imagen derribada de la Torre 1, en una pared del Monasterio de las Conceptas en clara alusión a la explotación petrolera; y una última en Bogotá vinculada con el proceso de paz.

Diálogo con la vida

En la mayoría de sus intervenciones en el espacio público, las personas se acercaron para preguntarle acerca de su trabajo. Al respecto utilizó ciertas estrategias como vestirse de blanco para llamar la atención de los transeúntes, además de dialogar con todos quienes se acercaban desde su rol de ciudadano y trabajador de la cultura.

Afirma que el asombro y la curiosidad del niño siguen latentes, lo que ha cambiado es el estar más consciente del tiempo, del antes y el después. Por ello apuesta por un arte que dialoga con la vida, ya que como bien reflexiona “si produce arte es porque ama a la vida”.

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