Con mucho optimismo Miguel Alomaliza, agricultor de Tisaleo, invita a la ciudadanía a probar el fruto de su trabajo, él y su familia cultivan mora y fresa desde hace más de 20 años.
El trabajo en el campo ha sido el sustento familiar de varias generaciones que lo antecedieron, y por ello él continúa esta tradición, sin embargo, desde hace algunos años atrás ha visto con mucha pena el descenso progresivo del precio de los productos.
“Hay veces que el canasto de mora llega hasta cuatro dólares”, comenta, al tiempo de señalar que para producir esta cantidad de fruta requirió de mano de obra, cuidado, insumos y asesoramiento, por lo cual el precio no representa la inversión y peor alcanza para vivir y sostener a su familia.
Esta situación le ha llevado a pensar en nuevas posibilidades y darle un valor agregado a su producto, ahora la fresa y mora que él cultiva se utiliza para realizar dulce, mermelada y hasta vino.
Según el agricultor ya no se puede seguir “regalando” el trabajo agrícola, por lo que prefiere darle un valor agregado a sus productos antes que ir a la feria donde, según él, los intermediarios son los que más ganan.
Innovar
Al igual que Miguel, Silvia Anchaluiza, agricultora del sector Yanahurco de Mocha, ya no lleva toda su producción de mora al mercado, puesto que aprendió a elaborar shampoo de mora, jabón, esencias, glicerina entre otros.
“Es importante emprender y hacer algo más, yo también soy agricultora de muchos años, pero lo mejor es innovar y mejorar”, comentó, mientras indica los productos.
Las historias se repiten en diferentes sectores de la provincia, como es el caso de la Asociación Agropecuaria Valle de Los Andes de Patate, la misma que se conformó con varios agricultores de la parroquia Los Andes, productores de durazno y abridor, quienes vieron la necesidad de innovar y brindar un ‘plus’ a sus productos, por lo que hacen mermeladas, conservas y otros derivados.
“Como estamos a merced del mercado nuestro producto siempre tiene un valor ínfimo, por lo que vimos esa necesidad de darle un valor agregado”, comentó Elsira Quinteros, agricultora.
EL DATO
Más de 4.000 productores han participado en procesos de capacitación para dar valor agregado a sus productos.
Según Quinteros, de 64 años, durante toda su vida ha cultivado y cosechado estas fruta y comercializado de forma tradicional, y luego de casi dos años de capacitación en diferentes instituciones ahora elaboran varios productos derivados.
“Si teníamos miedo al cambio, pero la perseverancia y la capacitación posibilitó el emprendimiento”, dijo.
Mónica Gavilanes, productora de zanahoria de Quero, distribuyen varios derivados de este producto y aseguró que de a poco van sumando más agricultores al emprendimiento.
“Un costal de zanahoria está hasta en tres dólares y por ello los productores se suman a los emprendimientos”, dijo
Según Gavilanes muchos compañeros están insatisfechos por los precios de los productos, pero con estas iniciativas ellos pueden salir adelante.
Formación
Según el agrónomo Daniel Salinas, es la capacitación y el vínculo que se crea con las distintas organizaciones las que permiten emprender. “Nosotros como agricultores debemos entender que solos no podemos mejorar sino más bien creando estos vínculos”, aseguró.
El productor manifestó que los grandes aliados son el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Consejo Provincial y cada uno de los municipios de los cantones, entidades que brindan las diferentes capacitaciones.
Sharon Gamboa, directora Provincial del MAG Tungurahua, recalcó que la unión de las diferentes instituciones ha permitido aportar al desarrollo sostenible del sector productivo, con la implementación de estrategias prácticas y participativas de los mismos productores.
“Hemos podido notar que el productor tiene esa necesidad de poderse vincular del productor al consumidor, es por ello que se realiza este apoyo”, dijo. (FCT)